Cuando hablamos de crisis no necesariamente es porque se está atravesando una económica, amorosa o de ansiedad. Una crisis está en cualquier aspecto de nuestra vida: crisis en la amistad, crisis de la personalidad, crisis de la edad- como la de los 30- o crisis profesional, cada vez más extendida.
Una crisis profesional es un periodo de incertidumbre y duda en tu carrera. Es un momento en el que empiezas a cuestionar si el camino que has elegido es realmente el adecuado para ti, y esto puede surgir por varias razones: la insatisfacción con el trabajo actual, una sensación de falta de propósito o vocación, el agotamiento emocional (burnout), o cambios significativos en tu vida personal o profesional que te obligan a reevaluar tus metas y prioridades.
Durante una crisis profesional, tal como señala Silvia Soria, mentora de orientación vocacional y emprendimiento consciente, además de ser la fundadora de Universo Poderosas, es común experimentar una serie de sentimientos negativos como frustración, ansiedad, y desmotivación: «Puede que sientas que tus esfuerzos no están siendo reconocidos o valorados, o que el trabajo que realizas no tiene el impacto que deseas. Este tipo de crisis no solo afecta tu desempeño laboral, sino que también puede repercutir en tu bienestar general y en tus relaciones personales».
Es importante recordar que, aunque estos momentos pueden ser difíciles, también representan una oportunidad para el crecimiento personal y la renovación.
La primera crisis
¿Cuándo llega la primera crisis profesional? Perfectamente puede llegar en el momento de estudio de la que va a ser tu profesión, cuando te das cuenta que realmente no es lo que esperabas y te debates entre seguir adelante o pensar en otra carrera.
Sin embargo, no hay una edad específica en la que una crisis profesional sea más común, ya que puede afectar a cualquier persona en cualquier etapa de su carrera. No obstante, tal como indica Silvia Soria, suele aparecer en dos momentos clave:
– Entre los 25 y 35 años: «En esta etapa, muchas personas han acumulado suficiente experiencia profesional y pueden sentirse insatisfechas con la dirección que ha tomado su carrera. A menudo, este es un periodo de reevaluación donde se busca un mayor equilibrio entre la vida personal y profesional, y se cuestionan las metas y valores que se tenían al comienzo de la carrera», dice.
– Entre los 40 y 50 años: este periodo, conocido como la ‘crisis de la mediana edad’, es otro momento común para una crisis profesional. «Aquí, las personas a menudo buscan un propósito más profundo en su vida y trabajo. Pueden sentirse atrapadas en roles que ya no les satisfacen y buscan un cambio que les permita tener un impacto más significativo y alineado con sus valores personales», expone la experta.
A quién afecta
Y si puede llegar a cualquier edad, también puede afectar a cualquier persona sin distinción de género o nivel profesional, aunque ciertos grupos pueden ser más susceptibles:
– Personas en búsqueda de su vocación o perdidas profesionalmente: aquellos que aún están en búsqueda de comprender su propósito o vocación, pueden experimentar una crisis profesional. En palabras de Silvia Soria, sienten que no están logrando el impacto deseado, «que no están expandiendo su potencial, o que no han encontrado un trabajo alineado con sus valores y aspiraciones profundas».
Por otro lado, las personas que se sienten perdidas profesionalmente, sin una dirección clara o sin saber cuál es su próximo paso, también pueden enfrentar una crisis significativa en su carrera. Esta sensación de estar estancado, sin oportunidades para expandir su potencial, puede llevar a una profunda insatisfacción y a cuestionar el camino profesional que han tomado.
– Profesionales muy exigentes: aquellos que son muy exigentes consigo mismos y tienen altos estándares pueden experimentar una crisis profesional cuando sienten que no están cumpliendo con sus propias expectativas o las de los demás.
– Líderes emocionales y conscientes: los líderes que se preocupan profundamente por el bienestar de sus equipos y por crear un entorno laboral positivo pueden ser más susceptibles a la crisis profesional debido al agotamiento emocional (burnout) y a la presión constante de ser un apoyo emocional para los demás.
– Trabajadores en entornos tóxicos: aquellos que trabajan en ambientes laborales poco saludables o tóxicos, donde la presión y el estrés son constantes y no se valora el esfuerzo y la dedicación, también son más propensos a enfrentar una crisis profesional.
Qué hacer cuando esto ocurre
Cuando te encuentras en una crisis profesional, es fundamental seguir un proceso estructurado para recuperar el rumbo y avanzar hacia una carrera más satisfactoria y alineada con tus valores y propósitos.
1. Reconocimiento y reflexión. El primer paso es detenerse y reconocer que algo no está bien. Silvia Soria alerta de la importancia de identificar y nombrar los sentimientos y las circunstancias que están generando malestar. «A menudo, este reconocimiento honesto puede ser difícil, pero es un acto de autocuidado y amor propio. Si es necesario, buscar ayuda y apoyo externo puede ser beneficioso para navegar este momento».
2. Autoevaluación profunda. Después de reconocer la crisis, es fundamental observar hacia dentro. «En lugar de buscar respuestas externas de inmediato, debemos explorar nuestras propias creencias, miedos y convicciones arraigadas», dice. Muchas veces, las creencias limitantes que hemos adoptado inconscientemente pueden restringir nuestro potencial y limitar nuestras opciones profesionales. Trabajar en el autocuidado y fortalecernos internamente nos prepara para comprender mejor nuestra vocación y nuestros verdaderos deseos profesionales.
3. Definición de propósito y pasión. «Para superar la frustración y encontrar claridad, debemos explorar qué nos hace genuinamente felices y qué aspectos de nuestra vida profesional nos motivan», comenta. Identificar nuestros valores, las actividades que nos apasionan y los desafíos que estamos dispuestos a enfrentar nos ayuda a establecer una base sólida para diseñar nuestro camino profesional.
4. Toma de decisiones y acción. Una vez que hemos explorado nuestro propósito y definido nuestros objetivos profesionales, es el momento de explorar las oportunidades disponibles en el mercado laboral. Esto puede implicar buscar un nuevo trabajo que esté alineado con nuestros valores y vocación, emprender un negocio propio o contribuir desde dentro de una organización existente a través del intraemprendimiento. Tomar decisiones informadas y alineadas con nuestro autoconocimiento facilita el proceso de transición profesional.
5. Implementación y superación de obstáculos. Finalmente, ejecutar nuestro plan requiere enfrentar posibles temores, dudas y desafíos emocionales. El trabajo previo de fortalecimiento interno nos proporciona la base necesaria para manejar estas dificultades con mayor confianza y determinación. Es un proceso continuo que puede implicar ajustes y aprendizajes constantes mientras avanzamos hacia una carrera más satisfactoria y significativa.
Enfrentar una crisis profesional puede ser un desafío, pero también es una oportunidad para redescubrirte y reenfocar tu carrera hacia lo que realmente te hace feliz y te llena de propósito. No hay que tener miedo de buscar ayuda o acompañamiento en un coach o mentor vocacional. Estos profesionales pueden ofrecer las herramientas y el apoyo necesarias para superar este periodo de incertidumbre, ayudando a ganar confianza, aclarar los objetivos y a diseñar un plan de acción que permita alcanzar el bienestar personal y profesional que se desea.








