La vuelta al cole es un momento ideal para limitar el tiempo de uso de la tecnología y establecer nuevas normas.
Comienza el curso y…, ¿se acaba la barra libre de tecnología? Así debe ser, según apuntan los expertos. María Solano, profesora de la Universidad CEU San Pablo y autora de ‘Pantallas, qué remedio’, tiene un mensaje muy alentador para los padres: «Siempre estamos a tiempo de que nuestros hijos consuman menos tecnología. No pasa nada porque en vacaciones hayan estado más horas con pantallas. Cada vez hay más casos de niños y adolescentes con problemas de salud mental por un uso inadecuado de sus dispositivos, pero no se conoce ningún caso de un niño o joven con problemas de salud mental por no usar pantallas. Es decir, retirárselas no les va a provocar ningún mal. Eso sí, les sentará mal, habrá enfados, discusiones, pero los padres no deben tener miedo a la retirada de las pantallas«.
Para Laura Cuesta, profesora de Cibercomunicación y Nuevos Medios en la Universidad Camilo José Cela y experta en pantallas y adolescentes, la vuelta al cole es un momento ideal para establecer nuevas normas. «Del mismo modo que les vamos a indicar el tiempo que van a tener para el horario escolar, actividades académicas, deporte, deberes… debemos informarles del que tienen para usar sus dispositivos. Eso sí -matiza- no va a resultar fácil establecer restricciones. Esta adaptación debe ser progresiva, gradual, no podemos esperar que de un día a otro recorten su tiempo de pantallas tras casi tres meses a su libre albedrío».
Aconseja ajustar horarios en función de la edad y madurez del menor. «Existen organismos que hacen recomendaciones del tiempo de uso por edades, pero se debe tener en cuenta –los que tenemos varios hijos lo sabemos muy bien– que cada uno tiene un grado de madurez y responsabilidad y, por ello, debemos determinar hasta qué punto podemos tener mayor o menor flexibilidad. Lo importante es ponerles límites porque por ellos mismos no lo harán por su falta de madurez y autocontrol».
De la misma opinión es María Solano, quien reconoce que, desgraciadamente, no hay recetas mágicas. «Los límites son necesarios, deben ser muy claros y hay que ser muy tajantes si no los cumplen. No hay que ceder. Los padres debemos asumir que no siempre debemos caer bien a nuestros hijos. El papel de progenitores no va por puntos de ‘like’, ellos lo único que deben saber es que, aunque no entiendan o compartan nuestra decisión, les queremos mucho. Nuestro rol es de padres, no de amigos«.
Indica que ser tajantes no supone poner castigos desproporcionados -«¡un mes sin móvil!- y que lo mejor es explicarles los límites, negociar con ellos y llegar a acuerdos. »Por ejemplo, dejarlos en una cesta al entrar en casa y no cogerlos hasta media hora antes de la cena. Si les decimos que lo pueden coger al acabar los deberes cometeremos un error porque los hará muy deprisa o dejara tareas sin hacer para tenerlo antes entre sus manos. Mejor la opción de hasta las 8 de la noche no hay pantallas. Más vale tener hábitos que batallas cada día«.
Igual que establecer límites de uso es fundamental, Laura Cuesta recomienda también establecer espacios libres de pantalla. Es decir, hay que hacerles entender que no pueden tener el smartphone pegado a ellos todo el día en el bolsillo. «Por ejemplo, los dispositivos no se llevan al baño; no están presentes encima de la mesa durante el desayuno, comida o cena o, incluso, cuando estamos pasando tiempo en familia, en una reunión o una conversación después de haber comido. Tienen que entender esos momentos familiares, escenarios y contextos en los que no se saca la tecnología«.
Esta experta añade que un ámbito también muy importante es su habitación. «Lo mejor es que no los tengan en su dormitorio para que entiendan que es el lugar de descanso y de estudio, aunque sí pueden tener libros o juguetes para entretenerse. Más tarde, cuando utilizan tecnología para el ámbito académico pueden tener su ordenador, pero siempre, por supuesto, controlado y supervisado para que se utilice sólo para tareas escolares«.
Ambas expertas señalan la importancia de sacar los móviles de su dormitorio por la noche. Aún así, muchas familias reconocen que sus hijos adolescentes no lo hacen con la excusa de utilizarlo como alarma de despertador. En ese caso, según Laura Cuesta, hay que intentar que desactiven las notificaciones, o que lo pongan en modo avión, para que no interfieran en su descanso, en el sueño, ni en su concentración, atención y rendimiento escolar.
Además del esfuerzo que se exige a los hijos para ajustarse a las nuevas rutinas, los padres también tienen un papel clave en cuanto a que deben fomentar actividades sin pantallas para asegurar que las horas que pasan conectados no roben espacio al juego al aire libre; al deporte, que tienen que hacer para evitar el sedentarismo; al espacio de socialización presencial con sus iguales, como al tiempo en familia. «Aún así -apunta María Solano- no hay que tenerle miedo al aburrimiento, que también es positivo para pensar, reflexionar o despertar la creatividad».
Aunque muchos padres utilicen controles parentales, sobre todo a edades tempranas, porque los progenitores trabajan y los niños están solos en casa, «no hay que olvidar que el mejor control parental siempre van a ser los padres -matiza Cuesta-. Somos los únicos que podemos educarles, orientarles, aconsejarles… pero, para eso, hace falta implicación. Hoy en día, la educación digital es un ámbito más dentro de la educación que sí o sí hay que facilitar a nuestros hijos como obligación que tenemos dentro de la patria potestad«. Por ello, insiste, en que »no podemos dar tecnología a edades cada vez más tempranas sin que nos impliquemos de forma activa para orientarles y educarles en ese buen uso«.
El buen ejemplo por parte de los adultos «debe estar presente en todos los hogares porque -añade María Solano- no podemos pretender que nuestros hijos no estén con pantallas si nosotros llegamos a casa y estamos mirando el móvil a cada instante. Con pequeños esfuerzos por ambas partes estamos a tiempo de recuperar nuestra vida real poniendo límites a la online«
Fuente: ABC