En 1907 comenzó a aplicarse el método educativo Montessori, creado por la médica y educadora italiana Maria Montessori, que partió de dar libertad a niñas y niños para aprender a su ritmo; ellos seleccionan con independencia la actividad que deseen llevar a cabo o cambian de una a otra cuando así lo deciden.
Será motivo de otro debate analizar su eficacia que, de acuerdo con especialistas, es alta si el método se aplica correctamente; ha demostrado tener éxito en el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y de autonomía en niños, a quienes otorga la capacidad de resolver por sí mismos. Lo que está completamente fuera de debate es que, a diferencia de lo que sucede en nivel básico de educación con pequeños, no funciona a nivel legislativo.
“Necesito hacer ejercicio; si me quieren multar, pues que me multen”, profirió tras habérsele observado una ausencia física en sesión de la Comisión de Presupuesto el ex futbolista, ex alcalde de Cuernavaca, ex gobernador de Morelos y ahora diputado plurinominal Cuauhtémoc Blanco, ídolo americanista que saltó de la cancha a la política para en la segunda mantenerse de manera permanente en la regla 11 de la primera: fuera de lugar.
Desde una cancha de pádel se conectó a la sesión. Se escuchaban los raquetazos y a él diciendo “si me pueden poner asistencia”. Ya cuando le preguntaron por el sentido de su voto, no tuvo idea del tema, se quedó callado.
Misma semana y dos días después del relanzamiento del Partido Acción Nacional (PAN) en el frontón México, la presidenta Claudia Sheinbaum cuestionó a integrantes de Acción Nacional el haber llevado a cabo su actividad en medio de una emergencia nacional por las lluvias en Veracruz, Querétaro, Puebla, Hidalgo y San Luis Potosí.
Veinticuatro horas más tarde, tras un merecido homenaje en la Cámara de Diputados a la Sonora Santanera por sus 70 años de existencia y a iniciativa de Sergio Mayer, el homenaje escaló a baile en el Auditorio Aurora Jiménez de San Lázaro, donde diputadas y diputados, asesores parlamentarios y hasta uno que otro colado sacaron sin pudor los “pasos prohibidos” en total olvido a la tragedia en cinco estados, a las víctimas, a la emergencia nacional y al cuestionamiento presidencial al PAN por llevar a cabo su actividad de relanzamiento bajo las mismas circunstancias.
La selfi, el ser tendencia o reconocido –y si es posible al lado de un cuadro importante aunque sea sólo en una foto banquetera– se ha convertido en actividad cotidiana de una corte infectada de presunción y vanidad carente de entendimiento y compromiso.
El lunes de esta semana se dio una más de esas escenas que retratan la auténtica esencia del oportunismo con el que más de uno dice sumarse al proyecto de transformación del país, no por el proyecto, sino por lo que de él puedan obtener.
La legisladora y vicecoordinadora de Morena en la Cámara de Diputados, Gabriela Jiménez –en su momento titular de la asociación civil Que Siga la Democracia, que presentó para la consulta de revocación de mandato, en 2022, 14 mil 940 apoyos de personas dadas de baja del padrón electoral por defunción–, a quien es común observar en movilizaciones, actos públicos, asambleas, informes y cualquier otra actividad en la permanente búsqueda de la selfi, protagonizó otro acto bochornoso en San Lázaro.
Tras comparecer ante integrantes de la Jucopo el lunes pasado, el secretario de Seguridad del gobierno de México, Omar García Harfuch, rindió una conferencia de prensa al lado del coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal, colocado a su derecha, y de la diputada por Yucatán Jessica Saiden –presidenta de la Comisión de Seguridad Ciudadana–, colocada a su izquierda.
Durante la conferencia, la diputada Jiménez se coló para, primero, decir algo al oído de Ricardo Monreal y después invadir el espacio al cruzar detrás del secretario de Seguridad y abordar a la diputada Saiden e intentar desplazarla y colocarse en su lugar para salir en la foto. Con civilidad y sentido común, la diputada por Yucatán mandó a Jiménez al mismo lugar del que llegó.
Conductas delicadas, otras sólo anecdóticas, también “duendes” que modifican iniciativas enviadas por el Ejecutivo al Legislativo se suman a una serie de comportamientos de integrantes de una mayoría legislativa de Morena y aliados que parecen no haber reconocido la importancia de su encargo y responsabilidad.
Llegar a sus curules con esa mayoría no debe ser el fin, como parece ser para algunos, sino el comienzo de una representación que les fue encomendada por el pueblo para dar viabilidad a la transformación del país. No para tomarse selfis que les generen la percepción de ser “destacados”, tampoco para jugar pádel, mucho menos para torpedear iniciativas de reforma. Se votó por quienes se comprometieron a no ser iguales, pero algunos ya son peores.
Fuente: la jornada








