Clifford Stoll, físico.
Con frecuencia, las personas estamos expuestas a información confusa o difícil de procesar cuando enfrentamos decisiones financieras.
La mejor comprensión de diversos productos o servicios financieros, en algunos casos ha sido abordada a través de decisiones de autoridad, mediante indicadores que permitan por lo menos en una proporción, hacer más simple la comparación para tomar decisiones.
De esta manera medidas como el Costo Anual Total o CAT, permiten que distintos tipos de créditos sean equiparados con una sola métrica, que nos dice cuál es la tasa integral que pagaremos por un endeudamiento. De la misma manera, la Ganancia Anual Total o GAT, nos permite también analizar cuál es el retorno integral esperado por un producto de inversión determinado.
Sin embargo, la realidad es que, en muchos sentidos, como resultado de una carencia de conocimientos puntuales, e incluso falta de capacidad matemática básica por parte de la mayoría de las personas, se dificulta tanto la comprensión de la información, como su utilización para tomar mejores decisiones, adecuadas a la circunstancia personal de cada individuo.
En el estudio Information simplification and default choices improve financial decisions: A credit card statement experiment, de Ortiz et al, se trató de analizar cómo, en el caso de tarjetas de crédito, particularmente tratándose de los estados de cuenta de las mismas, la simplificación de la presentación de la información, con lenguaje básico entendible y, en muchos casos presentando alternativas predeterminadas por default, se permite que las personas simplifiquen el proceso de la comprensión, el de decisión y consecuentemente tomen decisiones más adecuadas.
El estudio analizó el comportamiento de tarjetahabientes en Brasil, país que tiene un bajo nivel de alfabetismo financiero, muy similar al de otras economías emergentes como es el caso de México. Al igual que en el caso de nuestro país, las tarjetas de crédito presentan típicamente una amplitud de productos con distintas ofertas de múltiples instituciones financieras, que presentan a su vez un diferencial enorme en términos de la tasa de interés implícita en el cobro para el tarjetahabiente. En México por ejemplo, la diferencia entre la tasa de la tarjeta más barata contra la más cara puede llegar a ser de más de cinco veces.
El estudio encontró que se puede cambiar la frecuencia de realización de mayores pagos de deuda mensual, al cambiar la opción por default predeterminada. Se encontró también que si la información se presenta organizada de cierta manera más simple, las personas tienden a realizar mayores niveles de repago y consecuentemente el crecimiento de la deuda producto de intereses acumulados es menor.
También se encontró que, con el tiempo, aquellos estados de cuenta que presentan la información simplificada, menos compleja que la que típicamente tiene un estado de cuenta bancario, por ejemplo, tiende a facilitar el proceso de comprensión de la información por parte de los usuarios y consecuentemente mejoran sus decisiones en el tiempo.
Es probable que una combinación entre una regulación que impulse una mayor simplicidad de la información financiera que publican las entidades, en este caso otorgantes de crédito, sumado al esfuerzo que realicen las propias instituciones financieras en esta materia, lleven a tener usuarios con mejores prácticas financieras y que a la larga, generan una mayor rentabilidad al reducir el sobreendeudamiento y el potencial de morosidad o de impago futuro.








