Es una rección horrible pero necesaria que genera nuestro cuerpo.
Estás tomando un granizado o mordés un helado demasiado rápido y, de pronto, sentís un dolor agudo, helado y punzante, tan breve como intenso, que te atraviesa la frente. Según la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefalea, se trata de una “cefalea por estímulo frío”, también conocida con el nombre de dolor de cabeza por helado.
El brain freeze es el dolor frontal o temporal de corta duración, que puede ser intenso, inducido en personas susceptibles por el paso de material frío (sólido, líquido o gaseoso) sobre el paladar y/o la pared faríngea posterior. Este cambio de temperatura tan brusco provoca una vasoconstricción, seguida de vasodilatación en los vasos sanguíneos de la zona.

Lo curioso del caso es que ese dolor no lo sentimos en la boca, sino en la frente o las sienes. Es lo que se llama dolor referido: el cerebro malinterpreta la fuente del estímulo, algo muy común en otros tipos de dolor visceral.
Este tipo de reacciones neurovasculares rápidas ayudarían a regular la presión intracraneal, el flujo sanguíneo cerebral y los reflejos autonómicos. En otras palabras, un helado puede activar rutas que los médicos intentan replicar de forma controlada en cuidados intensivos.

Además, múltiples trabajos mostraron que la respuesta dolorosa al frío podría revelar una hipersensibilidad del sistema trigémino, especialmente en personas predispuestas. La prevalencia de este fenómeno varía en un rango del 15 al 37 % en la población general, pero es significativamente mayor en niños y adolescentes, alcanzando cifras entre el 40,6 % y el 79 %, según datos recopilados en la literatura científica.
Fuente: Heraldo de México








