Sería un error ignorarlos

Hay dos personajes que acaban de hacer un par de movimientos de ajedrez que podrían sacudir más las vidas de millones de personas.

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Hay dos personajes que cambiaron ya la vida de la gente, aunque no todos lo noten, aún. Ambos, casualmente, acaban de hacer un par de movimientos de ajedrez esta semana que podrían sacudir más sus vidas. Las de ustedes.

Autonombrados expertos solían decir que nunca habrían coches eléctricos en las calles porque las petroleras no lo permitirían. Hoy, hasta Liverpool ya vende BYD o Build Your Dreams, una marca china de vehículos que no requieren gasolina.

Todas las empresas relevantes que comercializan automóviles ya tienen un modelo híbrido o eléctrico, incluso ambos. No hay rastro ya de comentarios en contra de esta tendencia.

Otros se aferraban a la idea de que no habría coches eléctricos baratos. Hoy los precios ya empiezan en 300 mil pesos en México. Más baratos que muchos a gasolina.

Eso no habría pasado sin Elon Musk, quien no “descubrió” los coches eléctricos, cuya tecnología básica es muy antigua. Vaya, Bimbo arma camiones eléctricos para su flotilla y la de otros.

Lo que consiguió Musk fue hacerlos en serie y de manera rentable. Las armadoras comprendieron que hay negocio y que no podían dejarlo todo para este individuo.

Ustedes pueden comprar un Tesla en México y pronto, más gente tendrá acceso en cuanto bajen más sus precios o en el momento en que la planta de Monterrey entre en operación.

Esta semana, Elon Musk reveló su nueva estrategia y parte de la razón por la que compró Twitter. Va por el mercado financiero.

Recuerden que este personaje empezó su trayectoria empresarial justamente en ese ámbito como fundador de PayPal. No es un novato, vaya. (¿Notaron que x.com, nueva dirección de Twitter, fue también el primer dominio, justamente, de PayPal?)

Ahora Musk quiere convertir ‘X’, la marca que mató al pájaro azul, en una agencia de servicios que incluya entre otros, los que ofrece hoy un banco. Tiene sentido.

Twitter es la red social que exhibe lo más visceral de la gente. Facebook muta en centro de retiro; Instagram, en la vitrina siempre limpia que cada persona cuida; Tiktok es una turbia fiesta; Twitter, ahora ‘X’, es la calle y en muchos casos, el territorio en el que cada quien muestra lo peor de sí. Si te califican con base en tus tuits, tendrán una impresión cercana a tu personalidad y a tu calidad como pagador.

Un experto en tecnología puede saber quién es quién, incluso en cuentas anónimas.

Claro, ¡es una locura! Que Musk cambie el sistema financiero… eso “nunca va a suceder porque los bancos no lo van a permitir”.

Pero quizá brinden ustedes algo de fe a Sam Altman, que goza de menor fama, no así relevancia.

Él fundó OpenAI. Si ustedes han escuchado de “inteligencia artificial” en estos días es casi seguro que se lo deban a él. No se trata del pionero en ese ámbito. Alan Turing podría cubrir más ese perfil y su influencia data de los cuarenta.

La empresa de Altman creó ChatGPT y Dall-E. Dos sistemas que nos mostraron que por primera vez los seres humanos competimos realmente con otra inteligencia y en donde más duele: en lo creativo. Vaya, esa herramienta responde mejor los correos electrónicos que la mayoría de la gente.

Mientras una amplia mayoría se distraía ayer con la supuesta existencia de extraterrestres, Altman ayer celebró que cada ocho segundos una persona fue a registrar sus ojos y su existencia en Worldcoin, para obtener su identificación permanente en internet.

Este personaje instaló varios “Orb”, cámaras capaces de registrar el iris de cada persona para obtener a cambio unidades de Worldcoin, una criptomoneda que competirá con Bitcoin.

De esta manera, obtendrá también una “ID” única, que le permitirá hacer transacciones sin intervención de bancos o del gobierno. Vía blockchain (sugiero que busquen en Youtube videos de cómo funciona la cadena de bloques).

Ojo. El avance de dos genios en el ámbito financiero no quedará en la especulación o en experimentos fallidos. Derivará en un cambio que puede ser rápido. A final de cuentas, el análisis de cómo atacar el mercado ya no tiene que ser hecho por humanos. Eso acelera las cosas. Sería un error ignorarlos.

Fuente: elfinanciero

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