Escucho las pláticas y me conflicto aún más con mis ideas porque no encuentro una respuesta firme a lo que muchos cuestionan. Quintana Roo es un estado joven en donde se puede palpar lo que realmente ha sucedido en él, con sus políticos, con sus gobernantes.
En una reunión en la Ciudad de México, escuchaba a más de 20 personas discutir sobre la inseguridad en Q. Roo y sobre el desempeño de los exgobernantes y el actual gobierno de una gobernadora de MORENA.
No sé si es cuestión de la persona y su formación o si, al entrar en la política y pertenecer a un grupo, te tienes que alinear y hacer lo que te digan para subsistir en él y disfrutar de las regalías que conlleva tener poder político, manejar recursos del erario público y gastarlos sabiendo que todo se “tapará” porque para eso están conformados los grupos políticos.
¡HUCHILA! Me asombra ver que la información es tan fidedigna; saben de estos nuevos funcionarios jóvenes de Q. Roo que, como dicen, son “una camada”, quiénes son sus padres, qué hicieron, u otros parientes, o de dónde y qué partido los mandó a Q. Roo.
Pero no me hace sentir bien que, con tanta información, solo sean observadores de lo que pasa en Q. Roo. Aunque, como veo, ellos están sujetos a MORENA y a nuestra presidenta de la República, y hasta que ella permanezca y mueva las reglas de este juego, ahora todo está en estudio, en identificar para poder acertar en lo que se plantee.
Diré claramente que cuando me preguntaron qué es lo que más me preocupa de esta tierra mía, dije que la INSEGURIDAD. Y como me dejaron expresarme, también dije que se apuesta demasiado al turismo, y ¿dónde quedó la producción que se puede obtener del campo y que podría aliviar mucho la pobreza y la falta de trabajo en nuestras comunidades rurales? El dinero no lo es todo; los jóvenes solo piensan en comprarse la mejor moto, el mejor celular, en comprar cervezas. Muy pocos piensan en invertir en estudios, en su preparación de otro tipo, o en ahorrar meses para, cuando tengan una buena cantidad, poner un negocio.
Es triste regresar y, en el transcurso del viaje, pensar que en mi Q. Roo me siento desvalorada por el actual gobierno. Por mi gente, no; en todos los municipios viajo y veo que aún valoran mi labor periodística, de análisis, etc. Lo digo porque me duele en demasía; ya no tengo 20 años y he visto y vivido tanto que acepto que es verdad lo que me dice tanta gente: nunca acabará la corrupción en México porque la ambición del ser humano es enorme, ambición de tener económicamente y de poder político.








