El presidente de EE.UU., Joe Biden, planea pedir al Congreso una autorización de 1.100 millones de dólares en ayuda militar para Taiwán, en medio de crecientes tensiones con China por su agresividad frente a la isla.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Biden dejó claro que el foco principal de su política exterior sería contener las ambiciones del gigante asiático -un plan descarrilado por la invasión de Ucrania por parte de Rusia- como rival militar, económico y geoestratégico.
Las tensión entre Pekín y Washington se disparó a comienzos de mes con el viaje de Nancy Pelosi, la demócrata que preside la Cámara de Representantes, a Taiwán, la visita de mayor rango por parte de un político estadounidense en lo que va de siglo.
China, que considera a Taiwán como parte de su soberanía, reaccionó a lo que consideró como una provocación con los mayores ejercicios militares de su historia en las inmediaciones de Taiwán. Sus buques de guerra navegaron en las inmediaciones de la isla y sus naves violaron el espacio aéreo de Taiwán. Desde entonces, las visitas estadounidenses se han repetido -otros tres viajes de delegaciones de legisladores, de uno y otro partido- y Pekín ha mantenido la agresividad militar con actividad constante y amenazadora frente a la isla.
Los planes de ayuda militar a Taiwán de Biden, de los que informó ‘Politico’, incluyen el envío de sesenta misiles antibarco y cien misiles aire-aire para los cazas de combate F-16, de fabricación estadounidense, que posee el ejército de Taiwán, además de la extensión de un contrato de radares.
La idea de la Administración Biden es mantener los actuales sistemas militares de Taiwán y ampliar su arsenal, pero no entregar nuevos sistemas novedosos al país, algo que podría exacerbar las tensiones con China, según aseguraron fuentes gubernamentales a Reuters.
Complicado equilibrio
EE.UU. mantiene un equilibrio complicado entre apoyar la democracia taiwanesa y respetar la idea de ‘una China’, la existencia de una sola soberanía tanto en el territorio continental como en la isla, por la que no mantiene relaciones diplomáticas formales con Taiwán. Al mismo tiempo, defiende una «ambigüedad estratégica» sobre su apoyo militar, por el que no se compromete a defender a Taiwán en un supuesto de ataque chino, pero tampoco a abstenerse de hacerlo.
La ayuda militar tardará en materializarse: necesita cumplir procesos legislativos en el Congreso -su paso por los comités de Relaciones Exteriores del Senado y de la Cámara-, que en estos momentos se encuentra de receso veraniego.
Fuente: ABC








