Cuando vemos la cifra de nueve billones de pesos de gasto público para 2024, pensamos que es una cifra demasiado elevada para las necesidades del gobierno, sin embargo, si la vemos con relación al PIB para 2024 y la compramos con el gasto público que tienen otros países, nos daremos cuenta que el problema no es que el gasto sea elevado, sino que los ingresos no son suficientes y por eso se tiene que recurrir al endeudamiento.
México es uno de los países en el mundo con menores ingresos públicos con relación al tamaño de su economía y como consecuencia también menor gasto público. El gasto público de nueve billones representa 26% de un PIB estimado para el próximo año de 34.37 billones de pesos, sin embargo, si eliminamos el gasto de Pemex y la CFE de 1 billón de pesos, para hacerlo comparable con otros países, el gasto es de 8 billones o sea el 23.5% del PIB, muy por debajo de lo que gastan, con base en datos de la OCDE, otros países: Chile 34.14, Colombia 33.94, Costa Rica 36.93 o Brasil más de 50 por ciento. La comparación con los países europeos es todavía más alarmante: Francia 59.05%, Alemania 51.03, España 50.62, o EU 44.93, entre otros.
El gasto social en México, que tanto se alardea, es el más bajo de los países de la OCDE y equivale a 7.5% de nuestro PIB, mientras que el promedio de la OCDE es de 20.1%, Francia 31.2, España 23.7, Alemania 25.1, EU 18.7%, Chile 10.9 y Turquía 12.5 por ciento.
Es frecuente escuchar la queja de que que no tenemos los servicios públicos, la salud y educación que tiene los países desarrollados, la respuesta es obvia, el gobierno de México nunca podrá ofrecer educación, salud, servicios públicos de calidad e inclusive seguridad y acceso universal a la justicia, mientras no aumentemos los ingresos y el gasto público.
El gasto del gobierno no alcanza para garantizar los derechos sociales a toda la población porque los ingresos públicos son muy bajos, 23.5% del PIB, mientras Chile 26.8, Colombia 40.5, Costa Rica 39.0, Brasil 58.3, Francia 53.4, Alemania 46.9, España 42.9 y EU 32.8 por ciento.
López Obrador dijo que no era necesaria una reforma fiscal con el cuento de que eliminando la corrupción se podían financiar sus programas sociales y sus grandes proyectos, la realidad ha sido otra, la corrupción sigue igual y financió sus programas y grandes proyectos, usando los recursos acumulados durante varios años en fondos y fideicomisos, bajando el sueldo y las prestaciones a los funcionarios públicos, con un programa de austeridad que paralizó al gobierno y sobretodo, con un endeudamiento que va a llegar a 6.2 billones de pesos durante el sexenio.
Existen en México muchas oportunidades de aumentar los ingresos públicos, sin aumentar los impuestos, a través de incorporar a la formalidad a la economía y el empleo informarles y bancarizar la economía para reducir el pago en efectivo, la evasión y el lavado de dinero, sin embargo, nunca ha habido el valor, la voluntad y sobretodo la responsabilidad política para acabar con el paraíso que es nuestra economía para la evasión.
Cada 6 años las elecciones se convierten en una competencia para ver quién ofrece más, Claudia Sheinbaum habló ya de aumentar los programas sociales y Xóchitl Gálvez en bajar la edad a 60 años en la pensión para adultos mayores de comunidades indígenas, pero ninguna de las dos se atreve a hablar de una reforma fiscal para poder financiar en el futuro los programas sociales y las inversiones que se requieren para el desarrollo del país.
Fuente: eleconomista








