Morena nació del fraude y la mentira, y bajo López Obrador y Sheinbaum ha perpetuado corrupción, complicidad con el crimen y manipulación del poder político.
Lo quemal empieza, mal acaba. El origen de Morena —el supuesto fraude que cometieron en contra de las aspiraciones de López Obrador en las elecciones de 2006— está cimentado en la mentira. El intento fraudulento de robarse esa elección, aplicando las tácticas del golpe blando, marcó el devenir de ese movimiento. Desde entonces, su breve historia ha estado determinada por la mentira, el fraude y la corrupción.
En 2006 acusaron a Calderón de haber hecho un acuerdo con Elba Esther Gordillo para que los priistas votaran por el PAN. Eso no los detuvo en 2018 para pactar con Peña Nieto (al que Ricardo Anaya había amenazado con meter a la cárcel por corrupto) que los priistas votaran por López Obrador a cambio de impunidad.
Durante su gobierno, López Obrador no se cansó de acusar a sus adversarios de corruptos como pantalla para permitir el descarado enriquecimiento de sus familiares y sus más cercanos colaboradores. Mientras la mano izquierda acusaba, la mano derecha toleraba la corrupción y el fraude.
Ambicionó López Obrador el poder total y, para conseguirlo, maiceó a la cúpula militar y permitió la expansión criminal del narcotráfico. Utilizó la mentira a mansalva. ¿Cuántas veces lo escuchamos negar que en México se produjera fentanilo? La presente administración ha destruido centenares de laboratorios clandestinos. La conclusión es clara: se permitió el desarrollo letal del fentanilo con la total anuencia de López Obrador. Cientos de miles de vidas (por sobredosis en Estados Unidos, por la violencia en México) fue el costo de la ambición desmedida de ese hombre acomplejado que ahora vive escondido en Palenque.
El fraude electoral es corrupción. La mayoría de las elecciones estatales en las que Morena ha triunfado lo ha hecho con la ayuda del crimen organizado. Es el caso de las elecciones en 2021 en Michoacán, Colima, Nayarit, Sinaloa, Sonora y Baja California, de la mano del Cártel de Sinaloa. Con el apoyo de Sergio Carmona, el ‘rey del huachicol’, Morena financió asimismo sus campañas en Nuevo León, Tamaulipas, Hidalgo, Zacatecas, Campeche y Baja California Sur. Mediante la extorsión y el soborno, Morena consiguió la mayoría en el Senado que le permitió modificar la Constitución para llevar a cabo la reforma judicial, que otorga a Morena la posibilidad de teñir de legales sus operaciones ilegales.
¿A Morena le importa mejorar la impartición de justicia? Si así fuera, hubiera reformado el papel de las fiscalías y del ministerio público. ¿A Morena le importa disminuir la pobreza? Si así fuera, propiciaría el crecimiento económico del país en lugar de limitarse a repartir dinero. ¿Morena está comprometida en el combate contra el narcotráfico? Si así fuera, lo haría por iniciativa propia y no presionado y asesorado por los Estados Unidos.
Hay quien ve en Claudia Sheinbaum una opción distinta, y mejor, a la de López Obrador. No comparto ese optimismo. El INAI desapareció en el gobierno de Sheinbaum. La destrucción del Poder Judicial ocurrió bajo la dirección de la presente administración. Las acciones en contra del huachicol fiscal no las emprendió este gobierno por el escándalo del buque sorprendido en Tamaulipas. El almirante Ojeda denunció esas operaciones hace dos años. Carlos Loret de Mola denunció con claridad la operación corrupta. ¿Qué hizo Sheinbaum ante las denuncias de Loret? Hostigarlo desde sus conferencias matutinas. Si ahora el gobierno de Sheinbaum está actuando, es por la presión del gobierno norteamericano.
¿Va a desmantelar Sheinbaum la red de corrupción que vincula al crimen organizado y al poder político, tal como se lo demanda el gobierno de Trump? Lo dudo, Sheinbaum es parte de ese entramado. ¿Quién pagó la multimillonaria campaña en 2017 que sembró todo el país de espectaculares y bardas y pendones con la imagen de Sheinbaum y la leyenda “Es Claudia”? Hay suficientes indicios de que la campaña de López Obrador en 2018 fue financiada por el crimen organizado. ¿Será ya el momento oportuno de señalar que muy probablemente fueron los mismos que financiaron la ilegal campaña anticipada de Sheinbaum en 2017? ¿Se conoce alguna crítica de Sheinbaum, por más pequeña o indirecta que sea, a la tolerancia de López Obrador respecto al crimen organizado? López Obrador y Sheinbaum forman parte del mismo movimiento, fraudulento y corrupto. Ambos participaron fraguando la mitología del fraude del 2006. Ambos avalaron las elecciones estatales del 2021. Ambos contribuyeron a supeditar al Poder Judicial al partido gobernante. Quien quiera ver en Sheinbaum un talante distinto se está engañando. Si hay acciones que sugieren un distanciamiento entre ambos proyectos, se debe a la presión y a las acciones del gobierno norteamericano. Es muy probable que frente a esas presiones ambos actúen de común acuerdo.
Morena nace de la mentira del fraude del 2006. Sheinbaum y Fernández Noroña encabezaron la marcha con las cajas vacías con las que intentaron justificar esa mentira. Lo que mal empieza, mal acaba.
Fuente: EF