Se indignan por símbolos, pero no por estructuras completas de corrupción heredadas en Tabasco, aunque López diga que no estaba enterado
Mientras en la alcaldía Cuauhtémoc el debate se centra en estatuas y símbolos ideológicos, en Tabasco siguen saliendo a la luz graves señalamientos sobre la estructura de seguridad que operó durante el gobierno de Adán Augusto López Hernández. Es legítimo discutir el espacio público, pero también lo es cuestionar por qué se guarda distancia ante casos como el de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad Pública del ahora coordinador de los senadores de Morena, señalado de proteger a grupos criminales. ¿Por qué algunos temas se colocan en el centro del debate y otros se esquivan?
Se distraen con esculturas. Se indignan por símbolos, pero no por estructuras completas de corrupción heredadas en Tabasco, aunque Adán diga que no estaba enterado.
Porque en eso también son especialistas: en desviar la atención. Lo vemos también desde la Cámara de Diputados, Morena propone -otra vez-, la creación de una comisión especial para investigar al llamado “Cártel Inmobiliario” en la CDMX. ¿Y una comisión que revise con lupa el entramado de corrupción en Tabasco, ligado al sexenio de Adán Augusto?
Eso no.
¿Cuántas comisiones más se necesitan en este país para cubrir lo que los partidos en el poder y las fiscalías no quieren -o no se atreven- a investigar?
La justicia no puede depender de a quién se le tenga o no animadversión política. Si se va a investigar a fondo el Cártel Inmobiliario, también habría que poner lupa al cártel que operó -y sigue operando- bajo las sombras del poder tabasqueño, aunque el ex gobernador insista en no saber de qué se le habla.
En medio de toda esta polémica, es momento de que Morena mire hacia dentro. Porque como dice el dicho: ven la paja en el ojo ajeno… pero no la viga en el propio. Y ahí hay varios impresentables que deberían estar bajo la lupa del partido:
La regidora Mía del Carmen Aguilar, de La Paz, BCS, que se pasea con playeras del Chapo Guzmán y lo presume en redes.
La funcionaria de Celaya que amenazó a un ciudadano con “desaparecerlo” por 2 mil pesos.
El exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, que enfrenta dos investigaciones: una por presunto abuso sexual y otra por el manejo irregular de recursos públicos durante su gestión.
Sólo por mencionar algunos ejemplos.
Las investigaciones deben realizarse sin filias ni fobias partidistas. Sin comisiones especiales que sirvan de moneda de cambio. Con consecuencias reales. Con reparación del daño. Y con una justicia que se refleje en el bienestar de la gente, no en los caprichos, el blindaje político o las cuotas de impunidad.
Fuente: Heraldo de México








