¿Sabías que la piel es el órgano más grande del cuerpo? Pues sí, además es nuestra principal barrera de protección frente al entorno y mantenerla sana no solo depende de los cuidados externos que podamos realizarnos y nuestra genética, sino que también es muy importante la alimentación y la hidratación.
La conexión que existe entre nuestra alimentación y la salud de nuestra piel se hace evidente en numerosos estudios que relacionan la dieta con la aparición de dermatitis, acné, psoriasis y el envejecimiento prematuro de la misma. Por lo que una alimentación adecuada a cada situación puede mejorar estas condiciones.
Por ejemplo, en el caso del acné, un consumo elevado de alimentos con un alto índice glucémico, como pasteles, pan blanco o bebidas azucaradas, está ligado a una mayor aparición de sebo e inflamación cutánea que pueden aumentar la aparición de acné.
La psoriasis, se trata de una inflamación crónica que con dietas altas en grasas saturadas y grasas trans puede llegar a agravarse y sin embargo, el consumo de ácidos grasos omega 3 que podemos encontrar en los frutos secos, aguacate o pescados azules, ayudarían a mejorar la inflamación.
También se ha observado que el consumo de alimentos ricos en antioxidantes y probióticos puede mejorar los síntomas y la respuesta inmunitaria ante la dermatitis atópica, gracias a una mejora en la población de nuestra microbiota.
Y en el caso del envejecimiento prematuro de la piel, sabemos que una dieta rica en azúcares refinados favorece la glicación, que es un proceso que acelera la aparición de flacidez y arrugas, ya que daña al colágeno de la piel.

Qué hacer para mejorar la salud de la piel
Lo primero y principal es mantener una hidratación adecuada, beber suficiente agua es esencial para mantener la salud de nuestra piel. Además, no debemos olvidar consumir alimentos ricos en agua como pepino, sandía y calabacín contienen un alto porcentaje de agua que favorece la hidratación cutánea.
Los antioxidantes, podríamos decir que van a actuar como escudo para combatir el envejecimiento prematuro, ya que neutralizan los radicales libres, causantes de acelerar el proceso de envejecimiento y caldo de cultivo de patologías.
Los podemos encontrar en multitud de alimentos, especialmente aquellos que son ricos en vitamina C, como las fresas, pimiento rojo, cítricos y el kiwi. Además la vitamina C es necesaria en la producción de colágeno por lo que su consumo es esencial para mantener una piel sana.

La vitamina E nos protege del daño celular, especialmente el causado por la radiación solar y podemos encontrarla en alimentos como los frutos secos, semillas, el aceite de oliva virgen extra, hojas verdes y brócoli.
Y los betacarotenos, que se transforman en vitamina A y contribuyen a la regeneración celular, que puedes aumentarlos consumiendo calabaza, boniato y zanahoria.
Las grasas saludables y omega 3 son los aliados perfectos contra la inflamación. Así el consumo de pescados azules como las sardinas o salmón, los frutos secos y semillas y el aceite de oliva virgen extra, van a acordar con propiedades antiinflamatorias además de mejorar nuestra salud cardiovascular.

Los probioticos y prebioticos nos ayudan a mantener el equilibrio de nuestra microbiota que a su vez está conectado con nuestra piel. Una microbiota saludable mejora las afecciones de la piel, así que recuerda consumir alimentos probióticos, como son el yogur, el kéfir, los encurtidos y el chucrut y prebióticos como el ajo, cebolla y plátano.
Además de los alimentos que debemos aumentar en nuestra dieta para mejorar la salud de nuestra piel, también debemos tener en cuenta que existen otros alimentos y hábitos que van a jugar en su contra, como el tabaco, el alcohol, los azúcares refinados, las grasas trans y saturadas pueden acelerar el envejecimiento de la piel y la aparición de enfermedades cutáneas.
Así que, no solo debemos cuidar la piel con tratamientos externos, sino que una buena alimentación y buenos hábitos en general van ayudarte a lucir una piel más bonita. Recuerda que ante cualquier patología, lo recomendable es acudir a un profesional que te ayudará a encontrar las mejores soluciones pero sin olvidar la alimentación.








