La creación de empleo no logra repuntar

0
76

El mercado laboral mexicano muestra señales de debilidad pese a la estabilidad de otros indicadores macro. La creación de empleos no alcanza el ritmo que demanda la población y abre dudas sobre la viabilidad de las metas del sexenio en salarios, jornada laboral e inclusión productiva.

Hay varios indicadores económicos de los que se puede hablar en términos positivos en el registro de lo que va del 2025. La inversión extranjera tiene un buen número a cuestas, las exportaciones han logrado sortear la amenaza de los aranceles de Donald Trump, la inflación está dentro del rango oficial y el crecimiento económico, aunque bajo, ha logrado superar el fantasma de la recesión, entre otros.

Sin embargo, hay un dato que por más que se quiera ver con optimismo, las cifras no lo respaldan: la creación de empleo. En lo que va del año, en el balance general del mercado laboral, se han sumado a una ocupación sólo 178,300 personas, esto implica una cantidad diaria de 737 personas, y aunque pudiera parecer una cifra positiva, es apenas una cuarta parte de la necesidad de empleo del país.

Este lunes el Inegi publicó la actualización de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en la que destaca la pérdida de 1.3 millones de empleos en agosto, la mayor caída mensual después del impacto de la pandemia en el mercado laboral y en la economía en su conjunto. Con esto, la tasa de desempleo subió a 2.9%, el nivel más alto en un año.

Los datos reflejan un menor dinamismo del mercado laboral. En un mes se borró casi todo el avance de creación de empleo que se había logrado en el acumulado del año. “Son señales de menor dinamismo del empleo”, dice Janneth Quiroz Zamora, directora de Análisis Económico de Monex.

De hecho, la tasa de desempleo extendido, que abarca a las personas desocupadas y a las desalentadas que dejaron de buscar un trabajo, también llegó a su nivel más alto en un año, con una tasa de 11.0%. Y la brecha laboral, que además contempla a quienes trabajan jornadas reducidas, pero con necesidad y disponibilidad para invertir más tiempo en ello, llegó a 17.2% de la población, el mayor dato en lo que va del 2025.

Estas cifras abren varias interrogantes de fondo. La primera tiene que ver con la aparente desconexión entre el dinamismo de la inversión extranjera y la débil creación de puestos de trabajo. Qué hace falta para que los capitales que llegan al país se traduzcan en empleo formal y de calidad, no sólo en ganancias de productividad o expansión física.

Una segunda cuestión es si resulta realista la meta del Plan México que promete generar 1.5 millones de empleos especializados en manufactura durante el sexenio. La pregunta no es sólo por la ambición de la cifra, sino porque, a la luz de los resultados del primer año —donde la creación de puestos de trabajo ha sido insuficiente y se han registrado caídas significativas como la de agosto— surge la duda de si existe la capacidad real para cumplir con ese compromiso.

También está el papel de los programas sociales. Las transferencias de recursos y becas que reciben millones de familias representan un sostén importante para el consumo interno, pero cabe preguntarse si, al mismo tiempo, no están desincentivando la búsqueda de un empleo formal o de más horas de trabajo.

Por otra parte, el gobierno federal tiene sobre la mesa dos reformas que impactarán directamente en el costo laboral, un nuevo incremento de 12% en el salario mínimo con el objetivo de llevarlo a 2.5 canastas básicas y la reducción de la jornada a 40 horas semanales. Ambas iniciativas apuntan a mejorar el bienestar de los trabajadores, pero en un entorno de bajo crecimiento y débil creación de empleo, el riesgo es que se conviertan en un freno adicional para la creación de nuevas plazas.

La gran pregunta, entonces, es si México podrá articular el círculo virtuoso que hasta ahora no ha aparecido, crecimiento económico acompañado de más empleo digno y suficiente para las necesidades poblacionales. Porque sin esa pieza, las buenas noticias macroeconómicas seguirán sin sentirse en la vida cotidiana de millones de familias trabajadoras.

Fuente: eleconomista

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here