Ulises Ruiz, el pasado que no se entierra

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Expulsado del debilitado PRI de Alejandro Moreno en 2021, recorre el país con un discurso de renovación, pero su intento revela la resistencia del viejo priismo que busca sobrevivir disfrazado de nuevas siglas.

En Oaxaca, el retorno de Ulises Ruiz reavivó viejos agravios.

El ex gobernador busca renacer políticamente bajo el nombre de México Nuevo, un proyecto que pretende convertirse en partido nacional el próximo año. Pero el proceso no ha pasado inadvertido: este fin de semana, maestros de la Sección 22 de la CNTE irrumpieron en su asamblea estatal en Santa Cruz Amilpas y la disolvieron entre consignas, lonas arrancadas y el eco de una herida que no cierra. “Ulises… la cuenta está pendiente”, gritaron los docentes, recordando el conflicto de 2006, cuando las calles de Oaxaca se tiñeron de represión.

Más que una protesta, los maestros advirtieron que se trata de un mensaje.

En Oaxaca, el nombre de Ulises Ruiz sigue siendo sinónimo de autoritarismo. La irrupción evidenció que su intento por construir un nuevo vehículo político enfrenta no sólo obstáculos legales, sino también un profundo rechazo social. Ni los observadores del INE ni la dirigencia de su agrupación -encabezada por Sofía Castro Ríos, exdiputada priista y su aliada-, lograron contener la protesta que terminó por vaciar una de las asambleas, requisito indispensable para obtener el registro.

Aun así, el expriista insiste en volver al tablero político.

Expulsado del debilitado PRI de Alejandro Moreno en 2021, recorre el país con un discurso de renovación, pero su intento revela la resistencia del viejo priismo que busca sobrevivir disfrazado de nuevas siglas. México Nuevo no sólo lleva el sello de Ulises, sino la nostalgia de una clase política que se niega a soltar el poder y que ahora busca refugio en estructuras alternas.

OTRA VEZ, GRUPO MÉXICO

Dos trabajadores murieron este fin de semana en la mina Buenavista del Cobre, en Cananea, Sonora, propiedad de la empresa de Germán Larrea. Un derrumbe dentro de las instalaciones terminó con sus vidas durante labores de extracción. El accidente ocurrió en el mismo sitio donde, hace 11 años, se registró el derrame tóxico que contaminó el Río Sonora y que aún hoy deja secuelas ambientales y sociales en la región.

Grupo México ha enfrentado sanciones y observaciones durante décadas.

La Semarnat y la Conagua advirtieron en 2023 y 2024 deficiencias en los sistemas de contención y manejo de residuos, y la Auditoría Superior de la Federación documentó irregularidades en el fideicomiso creado para remediar el desastre del río. Todo eso sigue sin resolverse por completo.

Ni las multas millonarias impuestas desde 2015, ni las observaciones oficiales o la presión social han frenado su ritmo extractivo. Hoy, el saldo vuelve a ser trágico, en una mina donde ya se había advertido el riesgo, e incluso las condiciones precarias en que laboraban.

Mientras no haya consecuencias reales, la muerte y la contaminación seguirán siendo parte del costo operativo de una compañía acostumbrada a imponerse sobre la ley.

Fuente: Heraldo de México

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