>Denuncian pérdidas en hotel de paso y falta de respuesta oficial ante afectaciones de la obra
Ricardo Jesús Rivas/ CAMBIO 22
CHETUMAL, 7 de julio. – La construcción del Tren Maya, uno de los proyectos emblemáticos del actual gobierno federal, trajo consigo promesas de desarrollo y profundas afectaciones a familias locales en la capital del estado. De acuerdo con un reportaje de Fuerza Informativa Azteca, vecinos de Chetumal denunciaron pérdidas totales, severas inundaciones y abandono institucional tras el paso de la obra ferroviaria, ejecutada en gran parte por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

Uno de los testimonios más contundentes es el de Guillermo Cortéz, propietario de un motel ubicado en la avenida prolongación Álvaro Obregón con Insurgentes, quien afirmó que su negocio, tras 25 años de operación, quedó completamente inhabitable. Señala que la construcción del Tren Maya bloqueó el flujo natural del agua, lo que derivó en encharcamientos permanentes y humedad que deterioró la infraestructura del inmueble. “Lo perdí todo”, lamentó, al tiempo que aseguró haber realizado gestiones ante FONATUR y la Presidencia de la República sin obtener ninguna respuesta.
Las imágenes actuales disponibles en plataformas como Google Maps muestran el estado crítico del lugar, completamente inundado y sin signos de atención por parte de alguna autoridad. Este caso no es aislado: en diversos tramos del sur de Quintana Roo se han documentado afectaciones similares, lo que revela una preocupante falta de planeación en la ejecución del megaproyecto, especialmente en zonas urbanas con infraestructura ya establecida.

Las denuncias ponen en entredicho la narrativa oficial que enarbola al Tren Maya como motor de bienestar y desarrollo. Mientras las autoridades celebran avances en los tramos y estaciones, las familias afectadas reclaman el cumplimiento de la promesa de no dejar a nadie atrás. La omisión en la atención a casos como el de Guillermo Cortéz abre un cuestionamiento legítimo sobre los mecanismos de reparación de daños y la verdadera inclusión de las comunidades en el proceso de transformación del sureste.
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