En unas semanas, los Planteles Azteca volverán a llenarse de energía y expectativas. Se acerca nuestro Simposio Anual de Docentes, ese encuentro donde reunimos a los profesores de todo el país para actualizarlos, capacitarlos y, sobre todo, inspirarlos.
Este año tenemos el objetivo más ambicioso que pueden tener quienes tenemos bajo nuestra responsabilidad operar escuelas de excelencia, dotar a los maestros de herramientas para conocer mejor los talentos y fortalezas individuales de cada uno de sus alumnos, para potenciarlas al máximo. No me cansaré de repetirlo: la buena educación debe enfocarse en ayudar a encontrar para qué somos buenos y potenciarlo. Ahí está la clave del éxito y la felicidad de los seres humanos, y los maestros deben ser la piedra angular para lograrlo.
Mientras nos preparamos para abrir las puertas de este espacio de aprendizaje, llegan noticias que preocupan y me entristecen profundamente. El Proyecto de Presupuesto de Egresos 2026 de la Federación contempla una reducción de 53.4 % en el Programa para el Desarrollo Profesional Docente. En educación básica, la caída es dramática: pasará de 404.6 pesos por maestro en 2025 a apenas 91.5 pesos anuales.
Esta decisión es más que un ajuste financiero: es un golpe directo a la preparación de quienes están frente a grupo. Sin capacitación, los maestros pierden acceso a nuevas metodologías, estrategias pedagógicas y conocimientos que podrían transformar la experiencia de aprendizaje de sus alumnos.
La capacitación docente es mucho más que un requisito administrativo; es la herramienta prioritaria y fundamental que permite a los maestros actualizarse, innovar y responder a los desafíos de un mundo en constante cambio. Sin capacitación, nunca tendremos educación de calidad. La escolaridad NO basta: capacitar maestros es la inversión más importante que el Gobierno podría hacer. ¿De qué nos sirve que el niño tenga una beca para no dejar la escuela si en el aula encuentra a un maestro poco preparado, sin tecnología, sin herramientas de vanguardia, sin habilidades para conocerlo y potenciar su talento? Sin esta actualización permanente, las aulas estarán lejos de ser laboratorios de innovación y competitividad, y en consecuencia estarán llenas de estudiantes poco preparados para el futuro.
Un maestro bien preparado no solo enseña matemáticas o historia, sino que inspira a sus estudiantes a contarse una historia diferente, la historia que les permita imaginarse un mundo distinto, comprender que su origen no define su destino y que es el carácter el que lo forja. Los maestros preparados van más allá del cumplimiento de la currícula.
La capacitación docente abre la puerta para enseñar valores como la innovación, la libertad, la competencia y la prosperidad, mostrando a los jóvenes que tienen la capacidad de construir más de lo que reciben, de pensar en grande y de imaginarse más.
Si queremos una educación que forme ciudadanos capaces de pensar por sí mismos y participar en la construcción de un mejor país, la capacitación docente debe ser prioridad. Hacemos un llamado a los legisladores para que reconsideren los recortes y coloquen el desarrollo profesional de los maestros en el centro de la política educativa. También invitamos a los propios docentes a levantar la voz, a exigir los espacios de formación que necesitan y a defender el valor de su profesión.
La verdadera independencia de México en el siglo XXI no se celebra solo el 16 de septiembre; se construye todos los días en el aula, con maestros preparados, motivados y orgullosos de su labor. La mejor política social y económica es la educación de calidad, porque arregla el problema de raíz y no como un paleativo, como una simple dádiva económica que mantiene al individuo sin florecimiento y sin progreso.
Fuente: eleconomista