Crónica del fin del PRI y de su engendro… Morena

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Pero regresando a la serie, se puede observar que el  cambio que se iba dando, también  obligaba a que la política, los partidos políticos y las elecciones.

Hace unos días se estrenó la serie documental “PRI: Crónica del fin”, cuyo objetivo principal según anuncia su autora, la periodista Denise Merker, es la crítica de un tema que considera de interés público.  Sin embargo, a mi juicio se trata de un trabajo de investigación y recopilación periodística muy valioso e interesante, que, si bien evidentemente su propósito no fue el análisis ni el diagnóstico, nos ayuda a apreciar a lo largo de sus 5 episodios cómo la sociedad mexicana fue evolucionando, se fue modificando y no hay manera de detenerla o dar marcha atrás, y eso, ningún partido político en la actualidad incluyendo a Morena lo está visualizando, mucho menos lo han entendido.

Pero regresando a la serie, se puede observar que el  cambio que se iba dando, también  obligaba a que la política, los partidos políticos y las elecciones tuviesen que cambiar, para transitar de una sociedad de masas, estadísticas e ideologías,  donde los individuos  no contaban con  instrumentos tecnológicos para su diferenciación, hacia una nueva era, con individuos que cuentan ya con mayores y mejores instrumentos de diferenciación que los empodera y al mismo tiempo los transforma en una sociedad multipropósitos, poniendo al descubierto la heterogeneidad de la propia sociedad.

A grado tal que la primera gran crisis que plantea el documental tiene que ver con el hecho de que el PRI, en ese entonces un partido hegemónico, donde las minorías no estaban representadas, llega a la elección de 1976 con José López Portillo como candidato único.

El propio régimen entonces empezó a considerar necesario abrirse para generar los espacios que permitieran la participación de las minorías y el reconocimiento de la pluralidad. Porque con todo y los errores se fue dando cuenta de que el país no era homogéneo. En consecuencia, ya no podía ser un régimen hegemónico, sino que tenía que convertirse en un régimen plural.

Fue el mismo presidente de la república quien le pide a Jesús Reyes Heroles, secretario de gobernación, una reforma que incorporarse a dichas minorías y para las elecciones intermedias en 1979 participaron 7 partidos políticos: el Partido Comunista Mexicano, el Partido Demócrata Mexicano, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Partido Popular Socialista, el PARM y por supuesto el PAN y el PRI.

Porqué el régimen priísta en ese momento con López Portillo se dio cuenta de que la sociedad no era homogénea y que tenía múltiples representaciones, a pesar de referirse a ella en su fase hegemónica previa como pueblo, y poco a poco siguieron evolucionando con Miguel de la Madrid.

Posteriormente Carlos Salinas de Gortari, con quien termina la época del partido prácticamente único, para entrar en una nueva etapa política en la vida del país con un partido mayoritario y una muy intensa competencia de la oposición, según sus propias palabras. Salinas se comprometió a reconocer la pluralidad y las victorias legales de los otros partidos políticos y a defender las victorias del PRI.

Después de su elección en 1988, incluso planteó la necesidad de transformar a las instituciones electorales dándoles autonomía para que dejasen de ser instituciones dependientes del gobierno, reconociendo la pluralidad y la no intervención desde el gobierno en los procesos electorales. Creó el IFE y continuó con un conjunto de reformas electorales que regularon el desarrollo de los Partidos Políticos y les otorgaron recursos públicos.

Este documental detalla cómo las reformas político-electorales del siglo XXI fueron perfeccionando (sic) la regulación de los partidos políticos, sin que estos estuviesen obligados a cambiar, partiendo (hasta la fecha), de la hipótesis de que son perfectos y que verdaderamente están representando la pluralidad de la sociedad.

Sin embargo, asumir que los partidos políticos son los verdaderos representantes de la sociedad, de sus causas, sus inquietudes, sus anhelos, y sus ideologías, como por décadas ha venido sucediendo.  Es absolutamente falso.

Porque a pesar de las reformas político-electorales de 1990, 1993, 1996, 2007, 2014, y el Plan B de López Obrador, el día de hoy, podemos  asegurar  con total certeza, que los partidos políticos son todo menos democráticos.  Que lo que en el discurso democrático manifiestan en público, hacia el interior no lo ejercen.

Resulta increíble que tenemos partidos que a pesar de ostentarse como instituciones políticas “nacionales”, y de recibir recursos públicos por ello, la mayoría ni siquiera cuenta con estructuras en cada una de las entidades federativas, mucho menos han respondido ni responden a la pluralidad de la sociedad. Sino a los intereses específicos de sus dueños.

Así estamos llegando a la última reforma que Claudia Sheinbaum ha enviado recientemente al Congreso.  En la cual se está planteando una verdadera regresión al eliminar las plurinominales, que precisamente en 1976 permitieron abrir el régimen a la pluralidad y facilitaron la participación y representación de la sociedad, sin que a mi juicio se abordaran dos cuestiones muy importantes:  La primera, que tiene que ver con el ejercicio democrático de los partidos.  Y la   segunda, con el espacio para el desarrollo de los ciudadanos, eso no está en el análisis político.

Porque para que se dé una verdadera democracia electoral, forzosamente tiene que haber primero una democracia partidista, que a su vez necesariamente tiene que ver con el hecho de reconocer, primero que nada, que todos los individuos somos diferentes.

Esto se coloca en franca contraposición con el discurso del régimen morenista de la 4T, que como principio y eje rector polariza a la sociedad entre pueblo y fifís. Ya que trata de homogeneizar a todos aquellos que están de acuerdo con ellos bajo el concepto de “pueblo”. Y bajo el concepto de neoliberales conservadores, fifís, y otros calificativos a quienes difieren de ese pensamiento. Esto, aquí y en cualquier parte del mundo, e incluso en Marte con todo y aroma a café veracruzano, representa una regresión.

El documental “PRI: Crónica del fin” nos muestra que el PRI con Carlos Salinas, sí tuvo la capacidad para reconocer que había una amplia pluralidad en la sociedad, por eso apostó por la apertura democrática electoral que entendió perfectamente Luis Donaldo Colosio, y que después de su muerte el PRI la dejó ir y no siguió avanzando en el reconocimiento de esa diversidad social, hasta llegar a la individualización de los intereses ciudadanos y en el reconocimiento de sus capacidades. 

Hay que reconocer que esta apertura democrática permitió la llegada de Morena y su la 4T al poder, quienes en lugar de avanzar hacia el futuro y reconocer la diversidad y pluralidad social, inmediatamente comenzaron a dar marcha atrás, para homogeneizar alrededor de los intereses personales y específicos que representan. Así, con el 46% de los votos obtenidos en la elección del 2024, se hacen del 75% de las posiciones en el Congreso de la Unión, para tratar impedir la pluralidad, cada vez más evidente ahora, con la eliminación de las candidaturas plurinominales para que solamente puedan quedar los de mayoría.

¡Cuidado! Porque olvidan considerar: Que ya existe un hartazgo en la sociedad, que se está gestando un cambio, y que la elección del 2027 la tienen perdida. Aunque con propaganda pretendan imponer la narrativa de qué están haciendo una gran gobernanza, y que están dando resultados. Eso no es cierto, y los ciudadanos lo saben.

Pero lo más grave es que han traicionado a la población partiendo de la idea de que la sociedad es tonta. Le dijeron que serían honestos y resultaron más corruptos, le dijeron que iban a atender las demandas de la población en términos de seguridad y no cumplieron, le dijeron que no iban a mentir y mintieron porque se asociaron con el crimen organizado.

Una perla como ejemplo es la reciente afirmación en Sinaloa de Luisa Ma Alcalde Luján, presidenta nacional de Morena, quien asegura que la crisis de inseguridad no afectará los resultados electorales de su partido en 2027. ¿En serio cree que los ciudadanos son estúpidos y que el terror que viven a diario no le va a quitar votos a Morena?

¿De verdad piensan que después del desastre nacional que ha sido su gobierno y la escandalosa corrupción y el cuestionamiento a todos niveles de sus connotadas figuras en el 2030 la población va a pedir un tercer piso de la 4T?

¿En verdad no pasa por su mente la posibilidad de que la misma población los eche fuera y exija un cambio que coloque a México en el siglo XXI?

El documental “PRI: Crónica del fin” en realidad no solo nos muestra la caída lenta de un partido hegemónico que le dio solidez, cauce, gobernabilidad, estabilidad e institucionalidad a nuestro país. Sino la destrucción de todo el sistema de partidos en México, por falta de entendimiento de la heterogeneidad y evolución de los ciudadanos.

Y no es pregunta.

Fuente: Heraldo de México

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