Muchos menores prefieren compartir sus emociones con un chatbot por vergüenza o miedo a la reacción del otro.
La mayoría no recuerda cómo empezó la conversación. Algunos reconocen que lo hicieron de forma casual, preguntando simplemente si podían consultar algo, y otros fueron directamente al grano, ‘confesando’ su problema. Pero en lo que sí coinciden todos es que les sorprende la cercanía.
Fuente: ABC








