Un estudio con más de mil especies rastrea en la historia evolutiva las causas de las diferencias de longevidad entre los sexos
En casi todos los países y períodos históricos, las mujeres viven, en promedio, más que los hombres. En España, por ejemplo, la diferencia en la actualidad es de casi seis años a favor de las féminas. Lo mismo ocurre en la mayoría de los mamíferos.
¿Por qué las mujeres viven más que los hombres? Un estudio da la respuesta definitiva
Utilizando registros de más de 1.176 especies de aves y mamíferos en zoológicos de todo el mundo, los investigadores encontraron un marcado contraste en la esperanza de vida
Siempre se ha dicho que las mujeres viven más que los hombres, pero nunca se había confirmado científicamente. Ahora, un equipo internacional liderado por científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), junto con 15 coautores de todo el mundo, ha realizado el análisis más exhaustivo hasta la fecha sobre las diferencias sexuales en la longevidad de mamíferos y aves.
Según los resultados recogidos en la revista científica Science Advances, los hallazgos aportan una nueva perspectiva sobre uno de los enigmas más antiguos de la biología: por qué los machos y las hembras envejecen de forma diferente. En los mamíferos, las hembras suelen vivir más tiempo. Por ejemplo, en los babuinos y gorilas, las hembras suelen sobrevivir a los machos. Sin embargo, este patrón no es universal. En muchas aves, insectos y reptiles, los machos son el sexo más longevo.
Una explicación genética –la hipótesis del sexo heterogamético– apunta a diferencias en los cromosomas sexuales. En los mamíferos, las hembras tienen dos cromosomas X, mientras que los machos solo tienen un cromosoma X y un cromosoma Y (lo que los convierte en el sexo heterogamético). Algunas investigaciones sugieren que tener dos cromosomas X puede proteger a las hembras de mutaciones dañinas, lo que ofrece una ventaja de supervivencia. En las aves, sin embargo, el sistema se invierte: las hembras son el sexo heterogamético.
Las estrategias reproductivas también influyen
Utilizando registros de más de 1.176 especies de aves y mamíferos en zoológicos de todo el mundo, los investigadores encontraron un marcado contraste en la esperanza de vida, lo que respalda la hipótesis del sexo heterogamético. En la mayoría de los mamíferos (72 %), las hembras vivieron más tiempo, en promedio un 12 %, mientras que en la mayoría de las especies de aves (68 %), los machos vivieron más tiempo, en promedio un 5 %.
A pesar de estos resultados, hubo una variación notable con muchas excepciones. «Algunas especies mostraron el patrón opuesto al esperado», destaca la autora principal, Johanna Stärk. «Por ejemplo, en muchas aves rapaces, las hembras son más grandes y más longevas que los machos. Por lo tanto, los cromosomas sexuales solo pueden ser una parte de la historia».
Además de la genética, las estrategias reproductivas también influyen. Mediante la selección sexual, los machos, en particular, desarrollan características llamativas como un plumaje colorido, armas o un gran tamaño corporal, que aumentan el éxito reproductivo, pero pueden acortar la esperanza de vida. El nuevo estudio respalda esta suposición. En mamíferos polígamos con una fuerte competencia, los machos suelen morir antes que las hembras. Muchas aves, en cambio, son monógamas, lo que significa que la presión competitiva es menor y los machos suelen vivir más. En general, las diferencias fueron menores en las especies monógamas, mientras que la poligamia y las diferencias de tamaño pronunciadas se asociaron con una ventaja más pronunciada para las hembras.
El cuidado parental también influye. Los investigadores hallaron evidencia de que el sexo que más invierte en la crianza de las crías –en los mamíferos, suelen ser las hembras– tiende a vivir más. En especies longevas como los primates, es probable que esto represente una ventaja selectiva: las hembras sobreviven hasta que sus crías son independientes o alcanzan la madurez sexual.
Por otro lado, una idea arraigada es que las presiones ambientales, como la depredación, los patógenos o los climas rigurosos, impulsan las brechas observadas entre machos y hembras. Para comprobarlo, los investigadores analizaron poblaciones de zoológicos, donde dichas presiones son prácticamente inexistentes. Descubrieron que las brechas en la esperanza de vida persistían incluso en estas condiciones de protección. La comparación de poblaciones de zoológicos y silvestres mostró que las brechas solían ser menores en los zoológicos, pero rara vez desaparecían, lo que refleja el caso humano, donde los avances en medicina y condiciones de vida han reducido, pero no eliminado, la brecha en la esperanza de vida.
Los hallazgos sugieren que las diferencias sexuales en la esperanza de vida están profundamente arraigadas en los procesos evolutivos, condicionadas por la selección sexual y la inversión parental, y que las diferencias genéticas en el sistema de determinación sexual también podrían influir. Los factores ambientales influyen en la magnitud de las diferencias, pero no pueden eliminarlas. Por lo tanto, las diferencias entre los sexos no son solo producto del entorno, sino parte de nuestra historia evolutiva, y muy probablemente seguirán existiendo en el futuro.
Fuente: ABC