Los tres miedos de las mujeres al tener sexo tras el parto

Marta Recio, ginecóloga y sexóloga, explica cómo recuperar la normalidad en las relaciones sexuales después de tener un bebé

0
459

El nacimiento de un hijo supone muchos cambios para la pareja: emocionales, hormonales, físicos (entre ellos el cansancio y el estrés) y, sobre todo, una pérdida de intimidad y un cambio de prioridades, puesto que el nuevo miembro será el principal foco de atención. «Por ello, – apunta Marta Recio, ginecóloga y sexoóloga colaboradora de Control– las relaciones sexuales quedan en un segundo plano, y solo cuando el cansancio y el tiempo dan una tregua, se piensa en ellas. Además, se produce una adaptación, y las relaciones sexuales suelen dejar de ser tan coitocentristas y empiezan a ser más rápidas y directas para gestionar mejor el tiempo y el cansancio. Las parejas que no consiguen llegar a un equilibrio y dejan de cultivar su relación suelen terminar desarrollando problemas entre ellos, a veces muy serios.

-Siempre es adecuado guardar una cuarentena después del parto, ¿de qué depende este tiempo sin relaciones?about:blank

La cuarentena es el periodo que transcurre en los cuarenta días tras el parto: es el tiempo en el que el útero involuciona hasta su tamaño anterior, dentro de la pelvis, se termina el sangrado conocido como loquios, el cuello del útero vuelve a cerrarse y el suelo pélvico recupera su funcionalidad. También habrán cicatrizado los posibles desgarros que puedan haber acontecido durante el periodo expulsivo.

Siempre se recomienda esperar para mantener relaciones sexuales hasta después de la cuarentena debido a que, en este periodo, es mejor dejar descansar y recuperarse al útero y al suelo pélvico, cicatrizar bien las heridas vulvares, además de evitar posibles infecciones endometriales. Pero lo que no se suele matizar es que, aunque lo desaconsejado son las relaciones sexuales de penetración, la sexualidad sin del coito no supone problema (siempre que la mujer se vea preparada y no tenga molestias)

-¿Cuánto tarda en desaparecer el torbellino de emociones, cambios físicos y hormonales de la mujer que acaba de ser madre?

Esto es difícil de definir, ya que existen cambios biopsicosociales que serán los que lo determinen: va a depender de si da lactancia materna (que condiciona un cambio hormonal más mantenido), de si se ha conseguido adaptar bien a la llegada del nuevo miembro o está estresada (mala relación de pareja, complicaciones en la crianza, poco apoyo en la crianza…), o de si ha tenido cambios en su bienestar íntimo que hayan condicionado no encontrarse bien. Por lo general, entre los 3 y los 6 meses tras el parto, los cambios suelen haber revertido o, al menos, mejorado.

-¿Es el cansancio, sobre todo de la mujer en los primeros momentos, la excusa para retrasar los primeros encuentros sexuales?

Realmente no se debe considerar una excusa. La naturaleza es sabia, y hay que entenderlo desde el punto de vista biológico: en el postparto la naturaleza intenta que la hembra no pueda quedarse embarazada de nuevo, lo cual haría que dejara de amamantar o cuidar a su cría y condicionaría la supervivencia de la especie. Es por ello que el descenso hormonal produce bajada de testosterona, y sumado al cansancio y al estrés, además del estado de alerta hacia el bienestar de su bebé condiciona que la madre rechace los encuentros sexuales, sobre todo en las primeras etapas. Esto sin contar los cambios que haya podido tener en suelo pélvico y sus genitales tras el parto, lo cual condicionaría aún más el tener estos encuentros, ya sea por dolor o por miedo.

-¿Por qué disminuye el deseo sexual en la pareja?

Pensemos que el deseo sexual es algo que se puede educar y crear, es decir, si tenemos relaciones sexuales de forma frecuente el cuerpo nos va a mantener sexualmente activos, pero si dejamos de tener relaciones sexuales, el cuerpo va a dejar de tener esa necesidad, algo parecido a lo que sucedería con el ejercicio. Y todos los cambios emocionales, hormonales, físicos y psicológicos van a condicionar que deba haber un periodo adaptativo, en el cual la sexualidad se suele ver afectada y relegada a un segundo plano. Y no es hasta que se recupera el cambio hormonal, se establecen rutinas y momentos de descanso, y la pareja empieza a buscar de nuevo esos momentos íntimos que no se recupera el deseo sexual.

-¿Qué miedos suelen invadir a la mujer?

La mujer se va a ver condicionada por varios motivos, entre ellos tres muy importantes: el primero, las cicatrices de desgarros o episiotomías, que le pueden haber condicionado una fibrosis dolorosa y que empeore con el roce y la fricción. Lo segundo, si ha tenido un parto traumático, ya que solo eso es un factor de riesgo para desarrollar un vaginismo (el tocar los genitales reproduce el trauma del parto). Y tercero, algo muy frecuente también, es el miedo infundido por la sociedad de que las primeras relaciones sexuales tras el parto duelen, algo parecido al mito del dolor con las primeras relaciones sexuales.

-¿Existen molestias comunes a la hora de realizar el coito después de tener un hijo?

Lo principal es hacer entender a las mujeres que nunca hay que normalizar el dolor con las relaciones sexuales después del parto, y que lo normal es que no duela. Sí es cierto que, dentro de las mujeres que tienen dolor, lo más frecuente son las cicatrices dolorosas (desgarros o episiotomías), la sequedad vaginal ocasionada por la caída hormonal (sobre todo las mujeres que dan lactancia materna) y las contracturas dolorosas de los músculos del suelo pélvico (uno de los problemas que pueden venir del embarazo incluso, o antes del mismo y hayan empeorado tras el parto).

-¿Cómo aumentar el apetito sexual?

Lo más importante es encontrarse bien físicamente, lo que incluye a la autoestima sexual: si no me veo bien (o no me veo igual que antes) o no me siento bien (tengo dolor, por ejemplo), rechazaré las relaciones sexuales. Es importante cuidarse porque a la mayoría de las mujeres se nos olvidan los cuidados del cuidador. Cuidar nuestro aspecto nos hace sentirse más atractivas, lo que fomenta mucho el deseo.

Lo segundo es mantener una buena relación de pareja. Para esto último bastan los besos y las caricias diarias, y el sentirse apoyada y respetada para mejorar la complicidad de la pareja y, con ello, el deseo sexual. Es importante también esforzarse por mantener la llama, y para ello la picardía cobra mucha importancia en esta etapa (un beso robado, un mordisco en la oreja, un pellizco en el cachete) pueden mejorar mucho ese despertar sexual.

Lo tercero, la adaptación: la vida sexual debe adaptarse a los tiempos, y todo lo que es innovación al cerebro le gusta mucho: el uso de juguetes sexuales, masajes sensitivos, posturas diferentes o cualquier juego nuevo aumentará mucho el interés y fomentará el despertar sexual.

-Y al hombre, ¿cómo le afecta la nueva situación?

Tras el parto, muchos hombres se enfrentan a la nueva situación sin saber el cambio que iba a suponer. La adaptación suele en este caso costarles, y, además, no suelen saber cómo afrontarla.

En algunos casos, además, la madre crea un vínculo muy estrecho con el bebé y no es capaz de delegar responsabilidades, lo cual deja fuera del círculo a la pareja y se puede sentir excluido y rechazado. Si esta situación no se afronta bien, sumado a que la frecuencia de las relaciones sexuales disminuye, puede llevar a un verdadero problema de pareja y a frases como ‘desde que tuvimos al bebé ya no somos iguales’.

Por otro lado, puede ser difícil para la pareja el plantear las relaciones sexuales: bien sea por miedo al rechazo, a que la otra persona se sienta obligada, miedo a hacerle daño… De ahí la importancia de una buena comunicación de pareja.

-¿Hay una nueva visión de la sexualidad después de la maternidad? ¿Qué aspectos positivos aparecen en las relaciones íntimas?

La adaptación a la maternidad puede aportar algo muy positivo a la sexualidad: en esta etapa, la comunicación de la pareja mejora, y el sentirse entendida y apoyada fomentará una relación de pareja mucho más madura y basada en la confianza y el cariño, y que podrá volver a ser fuerte y adaptarse de nuevo en otros momentos de cambio, como la menopausia o la andropausia.

Fuente: ABC

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here