Aumenta práctica sexual de alto riesgo vinculada al daño cerebral

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Expertos alertan sobre la creciente popularidad del estrangulamiento sexual, una práctica peligrosa normalizada por el porno.

Una práctica sexual de alto riesgo está cobrando popularidad, especialmente entre adultos jóvenes, a pesar de sus peligrosas consecuencias. 

Se trata del estrangulamiento sexual, una forma de actividad íntima en la que se aplica presión al cuello para intensificar el placer, pero que puede causar lesiones cerebrales, convulsiones, parálisis e incluso la muerte.

Un estudio publicado recientemente en la revista Archives of Sexual Behavior reveló que más de la mitad de los australianos menores de 35 años dijeron haber sido estrangulados durante una relación sexual. Esta práctica, aunque comúnmente presentada como parte del “sexo rudo” en la pornografía, conlleva riesgos que muchos desconocen.

¿Qué es el estrangulamiento sexual?

El estrangulamiento durante el sexo consiste en restringir el flujo de aire o de sangre al cerebro mediante presión en el cuello. Puede involucrar manos, brazos, piernas o incluso objetos como cinturones y cuerdas. Aunque en la cultura popular se confunde con la “asfixia” (choking), esta última se refiere más bien a la obstrucción interna de la tráquea. En ambos casos, los riesgos médicos son graves y acumulativos.

“No existe una forma segura de practicar la asfixia sexual”, advirtió la doctora Debby Herbenick, experta en salud sexual de la Universidad de Indiana. “Las muertes pueden ser raras, pero sí ocurren”.

Los efectos inmediatos incluyen mareos, pérdida de conciencia, dificultad para tragar, moretones en el cuello y visión borrosa. Y los efectos a largo plazo pueden manifestarse días o incluso años después: desde problemas cognitivos, depresión y ansiedad, hasta abortos espontáneos y derrames cerebrales.

Una práctica más peligrosa que el ‘waterboarding’

Médicos e investigadores han advertido que el cuello es una zona extremadamente vulnerable: una presión similar a la necesaria para abrir una lata de refresco puede causar pérdida de conocimiento en tan solo cuatro segundos.

La presión repetida puede causar lesiones cerebrales hipóxicas o anóxicas, similares a las que sufren atletas con golpes constantes en la cabeza.

Un artículo publicado en mayo analizó muestras de sangre de mujeres que habían sido estranguladas varias veces en el último mes. Los resultados mostraron niveles elevados de S100B, un marcador de daño cerebral. 

Otro estudio de 2022 identificó al estrangulamiento como la segunda causa más común de derrame cerebral en mujeres menores de 40 años.

Incluso, expertos han señalado que esta práctica puede ser más peligrosa que métodos de tortura como el waterboarding, ya que restringe simultáneamente el flujo de oxígeno y de sangre al cerebro.

La normalización del riesgo

Según investigadores, el auge de esta práctica está vinculado a su frecuente representación en la pornografía, donde suele mostrarse como una conducta común y sin consecuencias. Esto ha llevado a su normalización entre parejas jóvenes, a menudo sin conocimiento pleno de los riesgos implicados.

Ante este panorama, los autores del estudio hacen un llamado urgente a implementar estrategias educativas no estigmatizantes, especialmente dirigidas a los jóvenes, para que comprendan los peligros del estrangulamiento sexual y aprendan a establecer límites claros y seguros en el consentimiento.

“El riesgo aumenta con cada episodio de estrangulamiento. No es solo un juego: puede tener consecuencias permanentes e incluso fatales”, advirtió Heather Douglas, coautora del estudio y académica de la Universidad de Melbourne.

Con información de New York Post 

Fuente: SIPSE

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