Históricamente, la infancia y la adolescencia presentan mayor incidencia de pobreza en comparación con la población total.
Particularmente, para los menores en edad de la primera infancia y los menores que pertenecen a alguna comunidad indígena.
En 2022, casi la mitad de los menores de entre 0 y 5 años se encontraban en pobreza. Y 9 de cada 10 menores que hablan alguna lengua indígena viven en pobreza, de acuerdo con cifras de la Medición de la Pobreza 2022 del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
Uno de los principales retos para reducir los niveles de pobreza en niños, niñas y adolescentes es la falta de políticas públicas interseccionales y progresivas; esto implica poner el foco en las poblaciones más vulnerables en términos de ingreso y derechos sociales para que el impacto sea mayor en estos hogares.
Fuente: eleconomista