Justin Welby, líder espiritual de 85 millones de anglicanos en todo el mundo, presentó su renuncia como Arzobispo de Canterbury este martes, marcando así el fin de una década al frente de la Iglesia de Inglaterra. Su dimisión ocurre días después de la publicación del Informe Makin, un documento independiente que reveló graves omisiones en la respuesta de la iglesia a los abusos sexuales perpetrados por John Smyth, un abogado británico señalado como el abusador en serie más prolífico relacionado con la institución. El informe detalló décadas de ataques físicos, psicológicos y sexuales contra al menos 130 niños y jóvenes en el Reino Unido y África.
La presión sobre Welby, de 68 años, se intensificó después de que el informe concluyera que, a pesar de conocer las denuncias desde el 2013, el líder religioso no tomó medidas suficientes para garantizar una investigación adecuada o para proteger a las víctimas. En su declaración de renuncia, Welby asumió plena responsabilidad por sus fallos y expresó su arrepentimiento. «Es muy claro que debo asumir la responsabilidad personal e institucional por el largo y retraumatizante período entre 2013 y 2024», dijo. También solicitó al Rey Carlos III permiso para dimitir, lo que formalizó el fin de su mandato como cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
Welby señaló que su decisión busca enviar un mensaje inequívoco sobre la seriedad con la que la institución aborda la necesidad de cambio: «Espero que esta decisión deje claro cuán seriamente la Iglesia de Inglaterra entiende la necesidad de crear un entorno más seguro. Al dejar mi cargo, lo hago con pesar y en solidaridad con todas las víctimas y sobrevivientes de abuso», declaró.
En el centro de la controversia está John Smyth, un abogado y predicador británico que utilizó su posición en la iglesia y en campamentos cristianos para manipular y abusar de decenas de menores. Según el Informe Makin, Smyth, entre otros abusos, convencía a sus víctimas de que el sufrimiento físico era un camino hacia la redención espiritual, y las sometía a brutales golpizas y violencia sexual y psicológica. Estos ataques se llevaron a cabo principalmente en los años 70 y 80, pero también se extendieron a África en décadas posteriores. Smyth falleció en la impunidad en Sudáfrica en 2018.
Más de cuatro décadas
El informe, elaborado por Keith Makin, un exdirector de servicios sociales, describe cómo el abuso fue encubierto por la Iglesia de Inglaterra durante más de cuatro décadas. Aunque algunas personas intentaron llevar el caso a las autoridades, la respuesta institucional fue, según el documento, «totalmente ineficaz y equivalente a un encubrimiento». Las acciones de Smyth eran conocidas por las más altas esferas de la iglesia desde 2013, el mismo año en que Welby asumió como Arzobispo de Canterbury.
En su análisis, el informe critica la falta de seguimiento y cuestionamientos por parte de Welby y otros líderes eclesiásticos. «Hubo una marcada falta de curiosidad y una tendencia a minimizar el asunto», se lee en el documento, que concluye que Smyth podría haber sido llevado ante la justicia si las denuncias hubieran sido reportadas formalmente a la policía en 2013.
Welby, quien admitió haber conocido a Smyth en el pasado, negó haber sido cercano a él y afirmó no tener conocimiento previo de los abusos. Sin embargo, reconoció públicamente su error al no haber garantizado que se tomaran las medidas necesarias cuando asumió el liderazgo de la iglesia. «Prometí reunirme con las víctimas y no lo hice hasta 2020. Esto estuvo mal».
«Lo correcto y honorable»
El Arzobispo de York, Stephen Cottrell, describió la decisión como «lo correcto y honorable». «Justin ha decidido asumir su parte de responsabilidad por los fallos identificados en el informe. Rezo para que esta decisión sirva como un paso hacia la sanación de la iglesia y de las víctimas», expresó. Y reconoció que «al leer el informe Makin la semana pasada y reflexionar sobre el terrible abuso perpetrado por John Smyth y vergonzosamente encubierto por otros, me siento, ante todo, conmovido por los testimonios de las víctimas y sobrevivientes que hemos escuchado de manera tan contundente». »Fueron gravemente defraudados por muchos en diferentes partes de la Iglesia de Inglaterra», destacó.
También el ex sacerdote anglicano y obispo, Gavin Ashenden, expresó a la BBC que se siente aliviado por la renuncia de Welby. «Estoy aliviado, principalmente por las víctimas de abuso sexual, pero también por la institución misma», afirmó, y denunció que «se necesitaron casi 10 años del mandato del arzobispo para que se produjera el informe Makin«, algo que calificó como »totalmente inaceptable«.
Tensiones internas
A pesar de las críticas, algunos líderes destacaron los logros de Welby durante su mandato, que comenzó en un momento de tensiones internas entre facciones liberales y tradicionalistas dentro de la Iglesia de Inglaterra. Sin embargo, el caso Smyth y los errores en la protección de los más vulnerables han opacado su legado. Y es que el Informe Makin subraya el daño irreparable causado por Smyth, y describe sus abusos como «traumáticos en lo físico, sexual, psicológico y espiritual». El documento también señala que las vidas de las víctimas han quedado marcadas de forma permanente, y denuncia cómo la cultura de encubrimiento dentro de la iglesia perpetuó este ciclo de daño.
Welby, en su declaración final como arzobispo, expresó su compromiso con las víctimas y con un cambio estructural dentro de la iglesia. «Mi mayor compromiso es con Jesucristo, mi salvador y mi Dios, y espero que esta decisión nos acerque al amor que Él tiene por todos nosotros», dijo. También solicitó oraciones por su familia, y destacó el apoyo de su esposa Caroline y sus hijos durante los años en los que ocupó el cargo.