Pimco revela las cuatro tendencias disruptivas que darán forma al mundo en los próximos cinco años

China ha ganado la batalla económica del covid-19, pero no ha tocado techo El populismo, proteccionismo y nacionalismo irán ganando peso político La tecnología seguirá generando desigualdad y cambiando la forma de vida

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El mundo y la economía cambian de forma constante. Sin embargo, en ciertos periodos se producen lo que se denominan revoluciones, cambios disruptivos que modifican la economía, la forma de vida de las personas y, a veces también, el orden geopolítico. Desde hace unos años, varios factores han comenzado a impulsar un giro global que el covid-19 ha acelerado pudiéndolo llevar al nivel de revolución: el auge de China, el populismo (y sus primos), los riesgos relacionados con el clima y la tecnología son los cuatro factores disruptivos que van a dominar la escena global en los próximos cinco años, según los economistas de Pimco, la mayor gestora de bonos del mundo.

Esta es a la conclusión que llegan Joachim Fels, Andrew Balls y Daniel J. Ivascyn, economistas de Pimco, en sus ‘previsiones seculares’. Todos estos cambios, que ya habían asomado la cabeza en los últimos años, ahora se van a convertir en una realidad que dará forma a la economía global. A todo ello hay que sumar el impacto de la crisis del covid-19, que por un lado acelerará el cambio y, por otro, jugará un papel clave también en la forma que tome la economía (más deuda, tipos bajos por más tiempo…).

Por ahora se ha podido ver cómo esta pandemia ha hundido la economía, pero aún no se sabe cuánto tiempo tardarán los países en recuperarse, cuál será el ritmo de crecimiento medio futuro o qué pasará con la inflación tras los grandes planes de estímulos fiscales y monetarios que se han implementado en medio mundo. Por todo ello, desde Pimco aseguran que estos cambios disruptivos van a estar rodeados a su vez de lo que ellos llaman una «incertidumbre radical».

La primera parte de esta nueva economía se caracterizará por lo que en Pimco llaman ‘La gran escalada’ hacia la recuperación, con un crecimiento que estará por encima de la tendencia durante un par de años a medida que la economía mundial emerge del profundo agujero de la recesión causada por el covid. Dos factores serán clave en este periodo y pueden producir sorpresas al alza o a la baja en la economía: la salud, con nuevas olas de infección, versus las vacunas y tratamientos efectivos. Por otro lado está el grado en que la política fiscal se mantenga activa o retroceda.

La vuelta a los niveles previos de covid no será tarea fácil. Primero la cascada de previsiones que anunciaban un golpe peor del esperado y ahora está ocurriendo algo similar con la recuperación, con una ristra de revisiones a la baja del crecimiento económico global para 2021. La última firma económica en pronunciarse ha sido Oxford Economics que ha rebajado el crecimiento global para el próximo año hasta el 5,2%: «Nuestras revisiones a la baja del crecimiento intertrimestral el próximo año reflejan en parte la mayor probabilidad de que el distanciamiento social y otras medidas para frenar la expansión del covid-19 se reviertan más lentamente. Si bien esto limitará la actividad, prevemos que el crecimiento seguirá siendo fuerte en comparación con los estándares históricos recientes, ante el fuerte apoyo continuo de las políticas», señala el informe.

Cuando la nebulosa generada por el covid vaya desapareciendo, se podrán ver con mayor claridad los cambios seculares en la economía y la política. Lo cierto es que «la crisis amplifica los cuatro eventos disruptivos y «llegamos a la conclusión de que es probable que varias de estas tendencias que identificamos como disruptivas en el pasado se vuelvan aún más pronunciadas en el horizonte secular».

Estas tendencias o factores disruptivos son las siguientes:

-El ascenso de China como potencia económica. El auge de China es imparable y el covid-19 probablemente ha acelerado el futuro sorpasso a la economía de EEUU (ya ha superado a la zona euro). El dominio económico del gigante asiático «perturbará a las economías que producen bienes de mayor valor añadido en otras partes del mundo y desafiará el orden geopolítico establecido y dominado por EEUU».

El PIB de China en PPA supone el 21% del PIB global. El de EEUU ya solo es el 13%

Además, este proceso se acelerará con una recuperación económica más rápida y más fuerte, que viene acompañada de la nueva estrategia anunciada por las autoridades de Pekín. «El gobierno ha dejado atrás el ‘Made in China 2025‘ para implementar el plan ‘dual circulation‘ o ‘estrategia de doble circulación’, que pretende reducir su dependencia de los mercados y de las tecnologías globales, mientras permanece abierta a los mercados internacionales».

China querrá seguir vendiendo bienes y servicios al exterior, lo que contribuirá de forma positiva a su economía, pero a la vez pretende recudir sus compras al resto de país, sobre todo de los bienes que ahora mismo importa de economías como Alemania, Corea del Sur, EEUU o Japón. Esta nueva estrategia no caerá bien en los países afectados. Pueden surgir nuevas tensiones comerciales con más participantes, pero el poder de China a nivel global será cada vez mayor. Pekín ya ha ganado la batalla económica del covid-19 y su poder de negociación es cada vez mayor. Como se puede ver en el gráfico, el PIB de China en paridad de poder adquisitivo (unificando los precios de producción) tiene un peso mucho mayor en el mundo que el de EEUU. Ahora falta el sorpasso en PIB a precios corrientes y más tarde en términos per cápita, algo para lo que aún quedarían muchos años en caso de llegar a producirse.

-El populismo político. «Es probable que el populismo y sus primos cercanos, el proteccionismo y el nacionalismo, se vean fortalecidos por la recesión pandémica y su impacto en la creciente desigualdad en varias dimensiones, que fue uno de los puntos clave de nuestras discusiones». Los expertos de Pimco creen que el populismo aún no ha tocado techo, por lo que los mensajes y las políticas proteccionistas y nacionalistas podrían seguir desarrollándose y extendiéndose por el mundo, suponiendo un lastre para el comercio internacional, la eficiencia y el crecimiento económico.

-Los riesgos relacionados con el clima y su impacto en las vidas humanas y la actividad económica parecen ser cada vez más evidentes. Aparte de los propios riesgos que genera el cambio climático, estos expertos advierten de los riesgos de transición relacionados con el cambio hacia una economía más verde.

Mark Carney, uno de los oradores invitados al foro de Pimco y la última incorporación a la Junta Asesora Global de Pimco advirtió del riesgo de un ‘momento Minsky’ climático (es decir, colapso en los precios de los activos). El suceso bautizado con el nombre del prestigioso economista Hyman Minsky se produce cuando los mercados colapsan tras un periodo de excesivo optimismo y complacencia. El precio de los activos relacionados con las energías renovables ha subido con fuerza durante este periodo, generando unas expectativas que aún no se han materializado.

A medida que las sociedades se desarrollan disminuye su tolerancia hacia la contaminación o la desigualdad económica. Estos factores pueden dar lugar a una economía más igualitaria (impuestos más altos y progresivos) y respetuosa con el medio ambiente, algo absolutamente deseable, pero que puede lastrar a su vez el crecimiento y la eficiencia económica. El impacto de las políticas dirigidas a reducir la desigualdad económica y fomentar las energías renovables en los países desarrollados tienen un impacto sobre la economía incierto, lo que no que quita que puedan dar lugar a una sociedad mejor, más justa y con menores niveles de contaminación. La sociedad debe elegir entre esto último o un mayor crecimiento económico, un debate que irá ganando fuerza y que puede generar también ciertas tensiones a nivel nacional y global.

-La tecnología, un elemento disruptivo per se. El papel de la tecnología como fuerza beneficiosa pero también disruptiva se ha visto amplificado por la crisis del covid-19. «Aunque es probable que los patrones de trabajo y consumo vuelvan hacia los niveles anteriores a la crisis, una vez que la pandemia retroceda, el mayor protagonismo de las empresas de tecnología obtenido durante la crisis las convertirá en una fuerza disruptiva aún más fuerte. Distinguir con éxito a los ganadores y perdedores de la digitalización será una fuente importante para los inversores en el horizonte secular», sostienen desde Pimco.

A ello hay que sumar el papel de la tecnología como amplificador de la desigualdad, favoreciendo a los estratos de la sociedad con mayor formación y habilidades digitales y dejando atrás a las personas que no se han podido adaptar a tiempo a esta transición. Esto es algo se ha podido apreciar durante esta crisis en los mercados laborales de medio mundo.

Aunque se recupere una parte de la normalidad, hay que reconocer que el mundo ha cambiado este año de forma rápida y, quizá, para siempre. Los patrones de consumo han variado y una parte importante de la sociedad que ahora compra por internet (tanto bienes como servicios) no volverá a las tiendas con la misma intensidad que en el pasado. Otro ejemplo pueden ser las empresas que han invertido en tecnología o capital (equipos, ordenadores…) para facilitar el teletrabajo y reducir el contacto social. Esta inversión está hecha y volver a la situación previa al covid-19 supondría dar marcha atrás todos los pasos que se han dado hacia delante y que han tenido un coste económico importante.

¿Cómo afectan estos cambios al inversor?

Parece que las políticas monetarias expansivas y fiscales han llegado para quedarse por un tiempo. Esto puede conducir a un ciclo de rendimientos muy bajos en un mundo endeudado y lleno de liquidez. «Dados los rendimientos históricamente bajos y las altas valoraciones de las acciones, tiene sentido tanto para los gestores e inversores reducir sus expectativas de rendimientos en lugar de reducir sobremanera la calidad de los activos que compran (mayor riesgo) con la esperanza de mantener los niveles históricos de rendimiento. No hay escasez de ejemplos de la historia en los que los inversores experimentaron períodos de varios años de rentabilidad plana o incluso algo peor. La experiencia de los últimos 10 años no es necesariamente el ejemplo para la próxima década», sostiene el informe de Pimco.

«Es poco probable que los tipos de interés de los bancos centrales aumenten durante un período largo y existe cierto riesgo de más descensos. No obstante, vemos tanto riesgos a la baja para los rendimientos en el caso de un cambio más generalizado hacia los tipos negativos, como riesgos al alza si los esfuerzos monetarios y fiscales conducen a un aumento sostenido de las expectativas de inflación. De hecho, aunque vemos muy poco riesgo alcista para la inflación en el corto plazo, creemos que con el tiempo tendrá sentido protegerse contra un aumento de la inflación utilizando valores del Tesoro protegidos contra la inflación (TIPS), estrategias de curva de rendimiento, inversión inmobiliaria y potencialmente exposición a las materias primas», sentencia el informe de las perspectivas seculares de la firma.

Por último, es cierto que este entorno de bajos rendimientos en el mercado de bonos puede seguir respaldando los mercados de renta variable. Al final, estos mercados pueden ofrecer una mayor rentabilidad (a través de dividendos o revalorización del precio de la acción) en un contexto como el actual. «Pero las valoraciones iniciales (ya muy elevadas) deberían aplacar cualquier optimismo excesivo. De hecho, la historia a largo plazo en Japón durante décadas y la experiencia más corta en Europa durante los últimos años muestran que no hay garantías para ver ganancias descomunales para las acciones, incluso en un entorno de rendimientos muy bajo».

«Además de un período de rendimientos de inversión más bajos, también es probable que sea un período de mayor volatilidad de esos rendimientos. Nosotros, como inversores, debemos estar preparados», culmina el documento publicado por la mayor gestora de bonos.

Fuente: eleconomista

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