Es la pregunta en la mente de todos, cuándo y cómo saldremos de la pandemia, mientras globalmente se sobrepasan los 37 millones de casos y el millón de fallecidos. La ciencia no da respuestas definitivas, pero sí indica cuales son los caminos para lograr los mejores resultados. Las medidas sanitarias no siempre son obvias e inequívocas, por eso el rigor en el debate técnico-científico debe ser la referencia para la gestión pública. El primer coronavirus causante de un SARS, también originario de China, causó epidemia en 2002-03 en 29 países, con 800 casos y más del 10% de letalidad. Gran alivio fue poderlo declarar extinguido en ocho meses, algo que no ha ocurrido con la actual pandemia del coronavirus SARS-CoV-2. Menos contagioso, el primer SARS fue contenido con medidas enérgicas de prevención de contagios.
Es razonable esperar que se logre una vacuna contra la COVID-19 con el esfuerzo actual sin precedentes, promoviendo docenas de plataformas y con una decena de vacunas en su fase final de estudio. Pero, no hay que olvidar que la demostración final de la eficacia de todas ellas aún no ha llegado, su disponibilidad para el año que viene sigue siendo una hipótesis aunque plausible. Algunos fármacos en desarrollo, como los potentes anticuerpos monoclonales en ensayo frente al virus, pueden cubrir los tiempos de espera.
Reducir al mínimo los contagios, sin depender de confinamientos de corte medieval que paralizan la sociedad y la economía, es la prueba de fuego. Un grupo mundial de expertos formulan la Declaración de Great Barrington, de la que ABC se ha hecho eco, abogando por el final de los confinamientos drásticos e indiscriminados. En el debate suscitado afloran críticas a estas propuestas, pero es razonable la petición de mejores esfuerzos para controlar la transmisión. Asegurar la mayor eficacia de las medidas de prevención (mascarillas, higiene, distancias), organizar mejor la protección de los vulnerables y rastrear mejor los contagiados y contagiadores (mejores tests y aplicaciones informáticas) son tres grupos de medidas obvias. Especialmente en España, porque nuestras cifras están entre las peores del mundo.
Fuente: ABC
