El crudo presente de Serena: lesión y adiós

La estadounidense, que llegó a París tocada del talón de Aquiles, renuncia antes de competir en la segunda ronda contra Pironkova: “Me cuesta incluso andar, y eso es un signo claro de que debo parar”

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De revés en revés, la loable insistencia de Serena Williams en lograr su 24º grande e igualar así el récord de Margaret Court sigue encontrándose con un golpe tras otro. La estadounidense, de 39 años, aterrizó en París sin demasiada fe porque venía con el talón de Aquiles izquierdo tocado, fruto de un mal gesto hace tres semanas en Nueva York, durante el duelo de semifinales que le apeó del US Open frente a Victoria Azarenka. No las tenía todas consigo y, finalmente, la norteamericana anunció este miércoles su retirada del cuadro femenino de Roland Garros. Lo hizo a media mañana, poco antes de su teórico choque con Svetana Pironkova en la segunda ronda.

“Me encanta jugar en París y adoro la tierra batida, así que quería hacer un esfuerzo. Sin embargo, tengo un problema con el tendón de Aquiles, me cuesta incluso andar, y eso es un signo claro de que tengo que parar para intentar recuperarme”, expresó Williams, triple campeona del major parisino (2002, 2013 y 2015) y que el pasado sábado celebró su cumpleaños. “No se trata de una lesión de rodilla, lo cual hubiera sido devastador para mí, así que siento que puedo superar esto. Es una cuestión de mal momento y mala suerte”, agregó.

Hace dos años, en 2018, Serena también se vio obligada a abandonar en pleno torneo. Entonces se debió a una dolencia en el músculo pectoral que le impidió medirse a Maria Sharapova en los octavos. Este último contratiempo pondrá el punto final a su temporada y subraya el declive: desde que elevase su primer Grand Slam, en 1999, nunca había enlazado tres cursos sin celebrar un gran éxito. Su mayor sequía hasta ahora apuntaba a las dos ejercicios en blanco entre 2000 y 2001.

De esta forma, Williams pierde otra bala en esa pugna que mantiene con Court, con la historia, consigo misma por encima de todo. En su fase crepuscular, la estadounidense quiere, pero ni su tenis ni su cuerpo le permiten alcanzar el punto necesario para abrazar el reto. Un Grand Slam más, una odisea. Desde que regresase tras ser madre, después de haber obtenido su último grande en 2017, Australia, Serena ha ido perdiendo fuerza. Aún así, su grandeza le posibilitó jugar cuatro finales, las cuatro perdidas: dos en Wimbledon y otras dos en Nueva York.

La llama se apaga, su realidad no le da para más. Pero la campeona se rebela. “Sigo amando al tenis y estoy muy cerca de conseguir cosas históricas”, recordó. “Siento que debo seguir intentándolo y eso es lo que me hace seguir compitiendo”, sentenció en la sala de conferencias.

Junto a ella abandonó este miércoles el torneo otras de las referencias del circuito, la bielorrusa Victoria Azarenka, inferior a Anna Schmiedlova: doble 6-2. Tampoco pudo prosperar la joven Coco Gauff, condenada por las dobles faltas (19) ante Martina Trevisan (4-6, 6-2 y 7-5) en su primera participación en París. Y no falló a la que se apunta como principal favorita, la rumana Simona Halep. Se impuso a Irina-Camelia Begu (6-3 y 6-4) y tendrá una exigente prueba en Amanda Anisimova (6-2 y 6-0 a Bernarda Pera).

Fuente: elpaís

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