Ya quedó conformada la Comisión del Deporte de la Cámara de Diputados, y durante la instalación escuchamos las voces no sólo de algunos de los integrantes, deportistas en retiro como Paola Longoria, Paola Espinosa y Cuauhtémoc Blanco, sino también las de algunos personajes como Miguel Torruco, nuevo director de promoción del Deporte y Bienestar de la SEP; María José Alcalá, presidenta del COM; Pedro Haces, un aficionado del beisbol que pidió unidad de todos los partidos políticos para trabajar en pro de los deportistas, y la del propio Rommel Pacheco, director de la Conade, ya dándole ideas a los legisladores de dónde obtener recursos para que aumenten el presupuesto con el que trabajará en 2025.
Vaya, nada nuevo en el horizonte, fue más de lo mismo que hemos escuchado durante décadas: que si el deporte es un reconstructor del tejido social, que si combate los niveles de sobrepeso y obesidad y, por ende, las enfermedades crónico-degenerativas, que aleja a los niños y a los jóvenes de las drogas y del crimen organizado.
Se trata de atributos que muchas veces se le confieren al deporte como si fuera la panacea de los problemas sociales y de salud. Es un discurso que en el papel suena a todo dar, pero que, en la práctica, por lo menos en México, hasta ahora son palabras huecas por no decir sueños guajiros.
Podríamos llenar cientos de páginas con ejemplos palpables de cómo entre la ausencia o el mal diseño de planes y programas sumados a la incompetencia de quienes han dirigido el deporte a distintos niveles, lo que seguimos teniendo es un país con personas sedentarias, violento y cooptado por el crimen organizado, y con una lista de fallecidos como consecuencia de la hipertensión y la diabetes. La verdad es un escenario muy negro.
En el discurso ya preestablecido que maneja Rommel Pacheco le gusta repetir que el deporte no debe verse como un gasto, sino como inversión. En su mensaje a los diputados les pidió que asignen un presupuesto mayor para la Conade y que en algunos países, por ejemplo, toman un porcentaje de lo que genera la Lotería Nacional para dárselo al deporte. Esta es una de las banderas que enarbolaba Alfredo Castillo.
Es decir, ni siquiera tiene un programa con el cual operará el deporte, pero lo que sí sabe es que necesita más dinero. ¿Por qué? La creación de la dirección de Promoción del Deporte y Bienestar va a asumir gran parte del trabajo que históricamente ha tenido asignado la Conade; en lugar de estar pensando en ejercer más dinero, debería primero diseñar cómo lo va a gastar de forma más eficiente y transparente en las responsabilidades que tendrá. Llenarle la bolsa de dinero a los deportistas sin planes de entrenamiento bien hechos ni ciencias del deporte, no es la solución, espero que eso sí lo tenga claro.
POR BEATRIZ PEREYRA