El ruido causado por los humanos fuerza a los delfines a ‘gritarse’ unos a otros

Los cetáceos se ven obligados a silbar más fuerte para hacerse entender mientras cooperan en una tarea bajo el agua

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Los delfines, mamíferos especialmente sociales e inteligentes, utilizan silbidos para comunicarse entre ellos. Incluso se ha descubierto que algunas especies se identifican con ‘nombres’, unos chirridos diferenciadores para cada ejemplar. Estos intercambios de información resultan fundamentales para distintas actividades cooperativas, como cazar o reproducirse. Sin embargo, el ruido generado por las actividades humanas, como las perforaciones o la navegación, puede dificultar esas ‘conversaciones’ y afectar negativamente a su salud. Un pequeño estudio, llevado a cabo con dos ejemplares en un entorno experimental, demuestra que los delfines ‘gritan’ cuando intentan trabajar juntos en respuesta al aumento de los niveles de ruido bajo el agua.

«Esas mismas razones que hacen que el uso del sonido sea tan ventajoso para los animales también los hacen susceptibles a la perturbación del ruido en el medio ambiente», dice Pernille Sørensen, de la Universidad de Bristol, Reino Unido. «En las últimas dos décadas, hemos visto un aumento espectacular del ruido producido por el hombre, y la contaminación acústica en los océanos no es una excepción», señala.about:blank

Los dos delfines observados en el estudio, ‘Delta’ y ‘Reese’, fueron colocados en una laguna experimental y equipados con grabadoras de sonido con ventosas para documentar sus vocalizaciones. El entorno controlado permitió seguir con atención a los delfines, algo que habría sido muy complejo en la naturaleza.

Los ejemplares tuvieron que trabajar juntos para presionar cada uno de ellos su propio botón submarino colocado en cada extremo de la laguna con un segundo de diferencia. Fueron liberados desde un punto de partida durante cada prueba, y para ciertas pruebas, uno de los delfines fue retenido de cinco a diez segundos mientras que el otro era liberado inmediatamente. En las pruebas de liberación retardada, los delfines tuvieron que depender únicamente de la comunicación vocal para coordinar la pulsación del botón.

Los investigadores descubrieron que cuando se reproducían niveles crecientes de ruido desde un altavoz submarino, ambos delfines lo compensaban cambiando el volumen y la duración de sus llamadas para coordinar la pulsación del botón. Desde los niveles de ruido más bajos hasta los más altos, la tasa de éxito de los delfines se redujo del 85% al 62,5%. Es decir, aunque intentaron comunicarse, el exceso de ruido les perjudicó en la resolución de la tarea.

Los delfines, según explican los autores en ‘Current Biology’, no solo cambiaron sus llamadas, sino que también cambiaron su lenguaje corporal. A medida que aumentaban los niveles de ruido, era más probable que los delfines se reorientaran para quedar uno frente al otro, y también era más probable que nadaran hacia el otro lado de la laguna para estar más cerca.

«Nuestro trabajo muestra que a pesar de sus intentos de compensar, a pesar de estar muy motivados y del hecho de que conocen tan bien esta tarea cooperativa, el ruido aún perjudicó su capacidad para coordinarse con éxito», indica Sørensen.

Si bien esta investigación se realizó con delfines que viven bajo el cuidado de humanos, el ruido generado por humanos también puede tener efectos perjudiciales en los delfines salvajes. «Si los grupos de animales en la naturaleza son, por ejemplo, menos eficientes para buscar comida de manera cooperativa, esto tendrá un impacto negativo en la salud individual, lo que en última instancia afectará a la salud de la población«, dice la coautora Stephanie King, profesora asociada de la Universidad. de Bristol, Bristol, Reino Unido.

«Nuestros resultados muestran claramente la necesidad de tener en cuenta cómo el ruido afecta las tareas grupales en los animales salvajes», agrega Sørensen.

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