Imagina ir a un centro comercial y que unos cuantos monos se paseen por los pasillos en busca de comida. Esto es lo que viven los ciudadanos de la ciudad tailandesa de Lopburi, a solo 150 kilómetros de Bangkok y conocida por un patrimonio entre el que destacan las ruinas de Ayutthaya, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, y la numerosa población de monos salvajes con la que convive la urbe.
Estos animales suponen una de las mayores atracciones turísticas para Lopburi, ya que muchas personas se acercan hasta allí solo para observar a los monos y poderse hacer una foto con ellos, pues viven en total libertad.
A priori, esto puede parecer algo positivo para la economía local, pues al atraer turismo se desarrollan los negocios de hostelería y de otros tipos. Pero, en los últimos tiempos, la presencia de los macacos cangrejeros, que son el tipo de monos que ha tomado la ciudad, está trayendo más efectos perjudiciales que beneficiosos tanto a los habitantes como a visitantes.
Ataques de monos a humanos
A día de hoy, los monos son una legión, un gran número de animales salvajes y hambrientos que se comportan como tal sin tener la más mínima consideración con las personas. Desde AP News explicaban que el coportamiento habitual de los macacos es robar comida a las personas, dándose casos como el de una mujer que se dislocó una rodilla cuando un mono le atacó para quitarle alimento. Otro ejemplo es el de un hombre que se cayó de su moto por el mismo motivo: un mono saltó al vehículo para llevarse una bolsa con comida.
Además de estos ataques directos a las personas, el comportamiento y modo de vida de los monos que conviven con la población de Lopburi también daña su economía y comercio. El medio South China Morning Post informaba de que los simios entran a las tiendas a su antojo, molestando a los clientes u cuasando desperfectos en las instalaciones, por lo que espantan a los clientes. Como ejemplo indican el caso del centro comercial Pinga, que se tuvo que poner a la venta y bajar los alquileres debido a la presencia de monos que disminuía la presencia de compadores.

Esto choca, en cierto modo, con el factor de ‘atracción turística’ que supone la presencia de los macacos. Es por ello que las autoridades pertienentes han decido tomar cartas en el asunto e intentar equilibrar la presencia de monos, símbolo y atractivo de la ciudad, para que la convivencia con humanos no se convierta en una guerra, que ya parecía estar empezando.
Una campaña oficial de captura
El Athapol Charoenshunsa, director general del Departamento de Parques Nacionales, Fauna Salvaje y Conservación de Plantas, indicaba lo siguiente en una rueda de prensa en Bangkok: «No quiero que los humanos tengan que hacer daño a los monos, y no quiero que los monos tengan que hacer daño a los humanos». Así, la decisión tomada ha sido inicar una campaña oficial de captura de monos, sobre todo de los machos alfa más agresivos y, por el momento, llevan 37 macacos capturados.
Charoenshunsa contaba que se espera reunir a 2.500 monos urbanos y llevarlos a diferentes recintos, como zoos, siempre asegurando que siguen quedando monos en livertad en Lopburi, pero en un número mucho más limitado de lo que se da en la actualidad. Según distintas fuentes, podría haber hasta unos 3.000 monos en una ciudad de 24.000 habitantes.
Cabe indicar que esta no es la primera vez que se ha intentado estabilizar la situación con los macacos, pues hace unos años, las autoridades lanzaron una campaña de esterilización en la que se castraron más de 2.500 ejemplares, pero esta acción se detuvo y no fue suficiente para paliar la toma de la ciudad que estaba empezando a suceder por parte de los animales.
Fuente: ABC








