La Fiscalía del Tribunal de Aviñón, que juzga el caso de Dominique Pelicot (71 años), el marido que drogó a su esposa Gisèle (71 años), entre 2011 y 2020, en su domicilio familiar, en Mazan (Vaucluse), para fotografiar y filmar centenares de violaciones, terminó la mañana del miércoles su requisitoria contra otros 51 acusados, pidiendo penas de cárcel de cuatro a veinte años.
La fiscalía pidió la semana pasada veinte años de prisión, la pena máxima según el Código penal vigente, para Dominique Pelicot, calificado de «hombre orquesta» de las violaciones de su propia esposa, «hombre perverso, egocéntrico, perturbado, con numerosas desviaciones sexuales, sin ningún límite ni considerado de la víctima violada, su propia esposa«.
En total Gisèle Pelicot fue violada por más de un centenar de hombres, pero solo 51 fueron detenidos y son juzgados.
La pena mínima pedida por la Fiscalía ha sido de cuatro años de cárcel para Joseph C. (69 años), perseguido por agresiones sexuales sin violación. En su larga y minuciosa requisitoria, las fiscales han pedido para el resto de los acusados diez años de cárcel para once acusados, once años para dos, doce años para trece, trece años para seis, catorce años para seis, quince años para tres, dieciséis años para cuatro, diecisiete años para tres y dieciocho años para el último acusado.
En su requisitoria final, la fiscal Laure Chabaud subrayó un problema moral de fondo, la «inadaptación» del Código penal ante un caso tan atroz, con esta declaración: «Tengas la edad que tengas, veinte años de cárcel es mucho. Una condena a veinte años, como la requerida contra Dominique Pelicot, es, a la vez, mucho y poco. Demasiado poco, teniendo en cuenta los actos cometidos y repetidos».
Violaciones sadomasoquistas
Los «actos cometidos y repetidos», violaciones sadomasoquistas contra una mujer drogada por su propio esposo, fueron confirmados y expuestos al público que ha asistido al proceso. A partir de ese testimonio, atroz, la Fiscalía espera que el proceso y las sentencias, a finales de año, previsiblemente, tengan una «dimensión histórica».
Jean-François Mayet, fiscal adjunto, justificó esa opinión, muy compartida, por estas razones: «La violación ordinaria o accidental no existe. Este proceso debe cambiar de manera fundamental las relaciones entre hombres y mujeres«.
Dirigiéndose a la presidencia del Tribunal de Aviñón, Mayet agregó: «Para algunos de los acusados quizá se ha podido observar alguna forma de toma de conciencia de sus delitos. Pero, en conjunto, se ha desprendido la idea de una suerte de »comunión« entre los acusados, violadores, hablando con una »ligereza« peor que inapropiada. El número de los acusados no es un reflejo de su inocencia. Bien al contrario, es un reflejo de la magnitud impresionante del combate iniciado y que debemos continuar tras este proceso«.
La Fiscalía terminó su requisitoria con un llamamiento moral, a la sociedad, y a los hombres, en particular: «La sentencia deberá poner de manifiesto que la violacilón ordinaria o accidental no existe. Es imprescindible enviar un mensaje a todas las mujeres víctimas de violencias sexuales. A los hombres debemos decirles que también deben comprometerse en este combate. Y la educación deberá impulsar el cambio profundo que reclama nuestra sociedad«.