Ofrecían “viajes baratos” a destinos paradisíacos de México. Era un fraude…

Usuarios alertaron de fraude hecho por la supuesta agencia de viajes Utopía Agencia de Viajes, en Tijuana, la cual no cuenta con los registros correspondientes para operar.

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Las señales de un fraude eran más que obvias, sin embargo, la confianza en las vendedoras y los contados casos de éxito hicieron ignorar las alertas ante una supuesta agencia de viajes que sin domicilio, ni redes sociales, ni página web, trabajaba a través de mensajes de texto por el servicio de mensajería instantánea WhatsApp, vendiendo centenares de boletos para volar a distintas entidades de la república a bajo costo (por ejemplo, un vuelo redondo a las playas de Cancún, Quintana Roo, lo costeaban a mil 500 pesos).

La supuesta empresa “Utopía Agencia de Viajes” no cuenta con registro ante el Registro Público del Comercio, tampoco ante la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes, ambos consultados por este Semanario; aunque en alguno de los recibos que entregaron a los clientes se lee una leyenda que dice “Folio de Agencia: Utop-yhk-tij-206498595”.

No hay RFC ni cuenta bancaria a nombre de la agencia fantasma, ni del que se identificaba cómo el responsable, Carlos Cruz. Esta persona tampoco tiene cuentas en redes sociales; su nombre en internet y en los registros públicos no arroja información; solo dispone de un teléfono celular.

La gran estafa comienza cuando la señora Guadalupe tuvo contacto con Carlos. Ella fue su clienta y sus viajes se dieron sin mayor problema. Es jubilada y vendedora; lo mismo vendía mercancía de catálogo como ahora “viajes” baratos. La gente que conocía a “Lupita” vio que constantemente subía a sus redes sociales fotografías en distintos destinos turísticos del país.

Exclientes y conocidos le preguntaron “¿cómo lo hace?”; ella les explicó e hizo el vínculo entre Carlos y los clientes, quienes comenzaron a comprar y viajar. El pago lo hacían directamente a la agencia, supuestamente, vía transferencia electrónica. Había seis cuentas distribuidas en cuatro bancos, a las que se les depositaba el dinero a nombres de titulares distintos:

  • Bancomer: 4152-3137-8534-5823
  • Bancomer: 4152-3133-4795-8824 (Loida Mishana Zamora Orta)
  • Coppel: 4169-1604-4374-2201 (Joselin Cabuto)
  • Coppel: 4169-1604-8282-9984 (Rosa María Rangel Martínez)
  • Bancoppel: 4169 1608 0459 9422 (Marlene Cabuto)
  • Santander: 5579-0700-8261-4440 (Rosa María Rangel Martínez)

Posteriormente, Susana y Helen, otras clientas de Lupita, se sumaron al negocio de intermediar la venta entre la agencia y sus conocidos. Entre las tres le estaban haciendo el agosto a la supuesta agencia; sin embargo, los problemas comenzaron en junio de este año.

En ese mes comenzó la cancelación de vuelos, reprogramaciones, retrasos y la empresa comenzó a incumplir con los clientes en tiempo y forma, aun cuando ya habían pagado. Los pases de abordar tardaban en llegar a los clientes, tampoco tenían números de guía o la manera de rastrear o verificar sus vuelos directamente con su aerolínea.

Los clientes comenzaron a reclamarle a Lupita, Susana y Helen, todos los días, a todas horas, realizando llamadas de reclamo por sus vuelos, y después llamadas llenas de ira, exigiendo su reembolso; mientras que por el otro lado Carlos Cruz no contestaba el teléfono (y cuando lo hacía era sarcástico con ellas).

No solucionaba los problemas, quedaba en una fecha de pago y no lo hacía. De pronto, Carlos les escribió a las tres vendedoras externas, para informarles que ya no pertenecía a “Utopía Travel Agency” y que ahora, para llevar todo el asunto relacionado con el pago de reembolsos y los vuelos pendientes, sería con Ivón Santa María, la nueva administradora de la empresa de vuelos.

Él por su parte, ya estaba estructurando su propia agencia y hasta invitó a dos de ellas a participar como sus vendedoras, a lo que ellas se negaron. Las señoras Lupita, Susana y Helen tuvieron que pagar  de su propio dinero reembolsos, ante el constante acoso de los clientes. La ganancia de las vendedoras eran vuelos gratis.

Expusieron a sus clientes que ellas también eran víctimas de esta presunta estafa y que las apoyaran yendo a denunciar a la Fiscalía General del Estado y a Profeco; sin embargo, no tenían ningún dato sólido para culpar a alguien, dado que no saben ni el domicilio de Carlos ni de la agencia, tampoco de los socios de Carlos (o si ése es su nombre real). De igual forma no hay RFC de la empresa, solo los nombres a los que estaban las cuentas donde se deposita el costo del viaje.

LA PANDEMIA FUE EL ESCENARIO PERFECTO PARA ESTE TIPO DE FRAUDES: AMAV

Semanario Zeta entrevistó sobre este tema a Jesús Teresa Bañuelos Medina, presidenta de la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (AMAV) en Baja California,  quien comentó que es necesario que las personas verifiquen que la agencia a la que le comprarán los boletos tenga domicilio físico y esté afiliada a la AMAV, para evitar fraudes de este tipo.

Detalló que la cantidad en dinero que representa a nivel nacional este tipo de fraude suma más de cuatro mil 500 millones de pesos, así como que esta proliferación de agencias fantasma en redes sociales aumentó por la pandemia provocada por el nuevo coronavirus, por lo que es importante que los usuarios no se dejen llevar solo por las ofertas.

En un comunicado de prensa sobre el mismo tema, Eduardo Paniagua, presidente de la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes, dijo que estas empresas desaparecen sin dejar rastro, y luego reaparecen con otro nombre y ofertas muy tentadoras, para continuar con su modelo de negocio.

“La asociación recomienda a los usuarios acudir a las agencias de viajes tradicionales y reconocidas que ofrecen respaldo y garantía de los viajes contratados. No hay mayor certeza que una agencia de viajes que tenga un local físico, teléfonos donde comunicarte, y personal especializado, que pueda atenderte y contestar todas tus preguntas”, comentó.

Agregó que aunque se hace mucho para contrarrestar este tipo de empresas, es muy complicado tener un porcentaje de los fraudes, porque no pueden seguirse.

“No hay forma de darles un rastro, ya que son defraudadores que no tienen un ente constituido, es decir, no podemos localizar sus páginas, no pueden localizarse sus nombres comerciales o nombres reales”, expuso en el comunicado.

En el caso de las señoras Lupita, Susana y Helen, el acumulado de la suma que la agencia debería pagar a sus clientes por concepto del reembolso es de un millón 349 mil 482 pesos: Helena, 169 mil 482 pesos; Guadalupe 700 mil pesos; y Susana 480 mil pesos, aproximadamente.

De acuerdo con fuentes consultadas por este Semanario en la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), hasta la fecha no hay ninguna queja presentada ante el organismo relacionada con alguna agencia de viajes.

También se consultó a fuentes en la Fiscalía General del Estado e informaron que tampoco existe denuncia o carpeta de investigación contra alguna empresa de venta de vuelos y viajes, por el delito de fraude u algún otro que se pueda imputar al caso.

Fuente: sinembargo

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