Qatar decide en referéndum abolir su experimento de democracia

El monarca había dicho que el Parlamento elegido en las urnas desde hace tres años creaba problemas tribales

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En un movimiento extraño, que ha querido guardar las apariencias democráticas, el pequeño pero muy influyente Estado de Qatar ha decidido mayoritariamente en las urnas no volver a ellas. Más del 90 por ciento de los qataríes que acudieron el martes a votar en el referéndum convocado por el monarca aprobaron la propuesta oficial de abolir la actual composición del Consejo de la Sura. Desde hace tres años, 30 de los 45 escaños de ese Parlamento ‘sui generis’ -con poder de asesorar al Rey en una serie de áreas- eran elegidos por los ciudadanos.

El monarca Tamim bin Hamad Al-Thani argumentó hace un mes que su decisión de poner fin al experimento democrático estaba motivada por los problemas tribales que suscitaron las elecciones. Al parecer, los problemas se originaron por las protestas de la tribu de Al Murrab, una de las más grandes del emirato y que tiene sus raíces en el este de Arabia Saudí, régimen rival de la monarquía Qatarí. La ley electoral permitía hasta ahora votar solo a los ciudadanos con familias residentes en Qatar antes de 1930, excluyendo así a muchos miembros de esa tribu.

Al anunciar que más del 90 por ciento votaron en favor de abolir la semilla de democracia, el emir Al Thani se congratuló en la red social X de la elección: «Los cataríes han celebrado la justicia y la unidad», dijo el monarca del riquísimo estado petrolero del Golfo. Solo tenían derecho al voto 380.000 ciudadanos y el porcentaje de participación se situó en el 84 por ciento. La inmensa mayoría de los residentes en Catar son trabajadores extranjeros sometidos a un ‘régimen especial’, mucho menos estricto que el que impone Arabia Saudí.

El fin del ‘experimento democrático’ -un punto en el que insistió en su discurso el emir, para evitar expectativas- devuelve a Qatar al punto de partida. El pequeño reino no tiene partidos políticos, y casi la totalidad de su ciudadanía, que disfruta de una de las mayores rentas del mundo, está formada por empleados estatales: el 88 por ciento de sus tres millones de residentes son trabajadores extranjeros, denominados ‘expatriados’.

Pese a sus pequeñas dimensiones, el emirato qatarí es uno de los países más activos del mundo en materia de inversiones y en ambición diplomática. A través de la Autoridad Qatarí de Inversiones, el país mantiene una presencia estratégica en multitud de empresas en el mundo, y una actividad mediática que le facilita su propiedad de clubs de fútbol, en particular el Paris Saint Germain. Cuenta además con la mayor base militar de Estados Unidos en la región.

Como contrapeso a Arabia Saudí, Qatar desarrolla también una política muy activa en el terreno diplomático en defensa de los intereses árabes frente a Israel, Estado al que Al Thani dedicó críticas durísimas en su discurso de apertura del Consejo de la Sura. Qatar es refugio para algunos de los dirigentes islamistas antiisraelíes, aunque se presenta como mediadora de una tregua en la guerra de Gaza.

Es, sobre todo, propietaria de la cadena de noticias Al Yasira, el medio de comunicación más importante del mundo árabe que afirma estar presente en 270 millones de hogares. La cadena fue fundada en Doha por el Gobierno de la Familia Real Catarí y se ha convertido en uno de los medios de información y opinión más influyentes del globo.

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