‘Tierra de nadie’, el paraíso amazónico que han tomado las mafias

Pueblos indígenas en el Valle del Javari temen por sus vidas cuando la policía y la prensa salgan de la donde asesinaron al periodista británico Dom Phillips y al antropólogo Bruno Pereira

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El Valle de Javarí, la región en que ocurrió el violento asesinato del periodista británico Dom Phillips y del indigenista Bruno Araujo Pereira, es lo que popularmente llamamos una ‘tierra de nadie’. El área cercana a la frontera de Brasil con Perú y Colombia, es un paraíso amazónico abandonado por las autoridades, donde varias poblaciones indígenas resisten al avance desenfrenado del robo de sus tierras para la explotación ilegal de madera, oro, mafias de todo tipo, inclusive del tráfico de drogas internacional.

La Unión de Pueblos Indígenas del Valle del Javari (Univaja), el movimiento indígena que representa a los pueblos del área reúne a indígenas Marubo, Matis, Matsés, Kanamari, Korubo, Tsohom-dyapa y pueblos indígenas aislados, que ocupan esa tierra desde hace milenios.

Organizados, estos pueblos vienen reemplazando la ausencia del Gobierno y fueron fundamentales en las búsquedas que llevaron al hallazgo de los cuerpos de Phillips y Pereira, mapeando el área y encontrando las mochilas y objetos de ambos.

Miembros de esa organización indígena participaron y guiaron policías y periodistas durante los once días de búsqueda de Pereira y Phillips, a quienes ellos consideraban «socios», «compañeros y defensores de los derechos humanos» en el Javarí. El equipo de vigilancia de Univaja (EVU) fue el primero en recorrer el río Itaquaí y en informar la desaparición de ambos desde el primer momento, el domingo 5 de junio, antes que la información se hiciera pública internacionalmente.

El grupo se ha vuelto más necesario en los últimos cuatro años, desde la llegada al poder del presidente Jair Bolsonaro, impulsor del desmonte de la red de protección, con cortes de presupuesto, y promoviendo la visión de que en esas tierras no vive nadie ni se produce nada.

Organizaciones criminales

Los indígenas se han organizado para compensar esa falta de apoyo y protegerse del avance de organizaciones criminales. El propio Bruno Pereira, un indigenista y uno de los principales especialistas en pueblos aislados de la Amazonía, era un empleado de la FUNAI, y fue exonerado de su cargo por presiones de estos grupos ilegales.

«Envíamos una serie de cartas con información calificada al Ministerio Público Federal, a la Policía Federal y a la Fundación Nacional del Indio (Funai). En estas cartas indicamos la composición de una banda de pescadores y cazadores profesionalesvinculados a los narcotraficantes, que entran ilegalmente en nuestro territorio para extraer nuestros recursos y venderlos en los municipios vecinos«, informó la entidad en una carta pública en la que cuestiona la falta de apoyo de las autoridades.

Un crimen político

Mientras la Policía Federal informó este viernes que los detenidos Amarildo da Costa Oliveira, alias «Pelado», y su hermano, Oseney da Costa de Oliveira – que confesaron el crimen – «actuaron solos» y sin apoyo de ninguna organización criminal, los indígenas de Univaja, han dejado claro que se trata de un crimen político. En su nota pública, los indígenas se muestran muy preocupados con lo que podrá pasarles una vez que las fuerzas policiales y la prensa nacional e internacional deje Atalaya do Norte, la ciudad que se ha convertido en la base de apoyo de periodistas e investigadores.

«El ‘Pelado’ y ‘Dos Santos’ son parte de un grupo más grande, lo sabemos. Expresamos nuestra preocupación por nuestras vidas, la vida de las personas amenazadas (ya que no era sólo Bruno Pereira), miembros del movimiento indígena, cuando las fuerzas armadas y la prensa se muevan de Atalaia do Norte. ¿Qué pasará con nosotros? ¿Seguiremos viviendo bajo amenazas? Tenemos que profundizar y ampliar la investigación.».

Sin control policial

Los indígenas del Javarí piden al Gobierno un sistema eficaz de vigilancia territorial efectiva, bases etnoambientales y el fortalecimiento de las Bases de Protección Ambiental (BAPE) de la Funai, que han sido debilitadas y desmontadas durante la gestión del presidente Jair Bolsonaro.

Pero los indígenas no fueron ni siquiera reconocidos por la policía. «La policía fue soberbia, asumió el trabajo como si ellos hubieran hecho todo», declaró en su Instagram Eliésio Morubo, asesor jurídico de Univaja. En un área en que la policía ha perdido el control y abierto campo al crimen, los dueños de la tierra temen por la Naturaleza y por sus vidas, en lo que la violencia quiere convertir en una «Tierra de Nadie».

Fuente: ABC

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