Está en crisis la agricultura temporal en Quintana Roo

La carencia de recursos y un clima cambiante e impredecible afectan a la agricultura.

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Actualmente, la agricultura temporal o tradicional enfrenta serios retos, entre ellos, menos tierras cultivables, recursos hídricos limitados y un clima cambiante e impredecible, señaló Álvaro Ramírez Mendoza, delegado peninsular de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (Cnpamm), 

Afirmó que en los últimos 10 años, los campesinos de Quintana Roo no han podido confiar sus siembras a la lluvia. La agricultura de temporal cubre más del 95 por ciento de la tierra cultivable y es responsable de aproximadamente el 90 por ciento de la producción. A raíz de las sequías prolongadas, los huracanes o lluvias torrenciales con duración de varios días, muchos campesinos han optado por vender sus parcelas al no ser redituables.

A lo largo de los años, esto ha provocado que los campesinos inviertan más al campo principalmente en fertilizantes, dejándolos descapitalizados a lo largo de los años, ya que esta acción no es garantía de buena producción si no caen las lluvias a tiempo. 

Dijo que el cambio climático forzar al sector agrícola a tomar medidas de adaptación. Sin embargo, las capacidades de adaptación son limitadas y por lo tanto es muy probable que el cambio climático afecte la disponibilidad y acceso a alimentos e incremente la volatilidad de los precios

“De hecho, el clima frágil de la entidad la hace particularmente propensa a eventos climáticos relacionados con la agricultura. Los ejemplos incluyen la degradación del suelo, lluvias irregulares, brotes de plagas y enfermedades. Estos efectos son peores para los habitantes de las zonas rurales porque la mayoría de las comunidades pobres y agrícolas se encuentran en las zonas rurales”, comentó.

Ramírez Mendoza agregó que las sequías severas y las lluvias irregulares afectan gravemente la actividad. Señala que se necesitan maquinarias agrícolas, sistemas de riego y en muchos casos, los campesinos carecen de un sistema de infraestructura que está fuera del alcance de un agricultor individual.

La mayor parte de la producción de alimentos depende de pequeñas extensiones de tierras que carecen de capacidad financiera para construir grandes redes de suministro de agua y dependen del gobierno local u otras entidades públicas o privadas para dotar de agua las unidades de producción, según informó.

Además, que esto es sumamente costoso, empezando con la adquisición del equipo, mantenimiento, pago de energéticos, ya sea gasolina o energía eléctrica.

Fuente: SIPSE

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