2024: La democracia en América, en peligro

Si Donald Trump vuelve a encabezar el Ejecutivo federal, tendrá como prioridad salvaguardar sus intereses particulares y desplegará la venganza hacia sus adversarios.

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Los cinéfilos suelen decir que segundas partes nunca fueron buenas, pero la realidad supera a la ficción y en Estados Unidos existe la seria posibilidad de un segundo mandato del expresidente Donald Trump, que se extendería de 2025 a 2029.

Si bien todavía no es una certeza que Trump esté en la boleta electoral el próximo noviembre, encabeza las encuestas para la nominación del Partido Republicano. Deberá, además, sortear los procedimientos jurídicos abiertos en su contra para impedirle la candidatura. De momento, dos estados: Colorado y Maine, han prohibido que Trump participe en las elecciones primarias republicanas al considerar que, cuando incitó el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 para interrumpir la transición pacífica del poder, incurrió desde la presidencia en un acto de insurrección o rebelión. De acuerdo con la Decimocuarta Enmienda de la Constitución norteamericana, el servidor público que cometa tan graves acciones no podrá volver a ocupar un cargo público. Trump ha impugnado tales resoluciones y la Suprema Corte deberá pronunciar la última palabra.

Mientras tanto, crecen las inquietudes sobre los riesgos que entrañaría un segundo gobierno de Trump. La prestigiosa revista The Atlantic dedica su número impreso de inicio de 2024 precisamente a ese tema, con el encabezado “Si gana Trump”.

Uno de los artículos está escrito por el periodista David Frum, “The Danger Ahead” (El peligro que nos espera). En él, su autor identifica que Trump regresaría al Despacho Oval, conociendo mejor las vulnerabilidades del sistema democrático, para explotarlas. En su nuevo gobierno, Trump prescindiría del tipo de personas que, en su primera administración, lograron contener algunos de sus mayores despropósitos, incluido el vicepresidente que se negó a secundar las maniobras para impedir el cambio de gobierno. En el segundo mandato sólo habría dóciles dispuestos a obedecer las instrucciones del autócrata.

Frum alerta de los cinco pasos que Trump seguiría en una segunda presidencia: 1) interrumpir todos los procedimientos civiles y penales instruidos en su contra, a nivel federal y local; 2) otorgar impunidad a todos aquellos que intentaron subvertir el resultado electoral de 2020; 3) instruir la persecución política y jurídica desde el Departamento de Justicia hacia los adversarios y críticos del presidente; 4) acabar con la independencia de la función pública y despedir a los funcionarios que no se plieguen a las instrucciones de Trump aun cuando sean ilegales y, en el extremo, 5) ordenar la represión de las protestas ciudadanas que puedan surgir ante las acciones presidenciales.

Otro de los articulistas de The Atlantic, Bartoll Getman en “How Trump gets away with it” (Cómo Trump se saldrá con la suya), coincide en advertir que si el expresidente vuelve a encabezar el Ejecutivo federal, en vez de velar por el cumplimiento de las leyes como le ordena la Constitución, tendrá como prioridad salvaguardar sus intereses particulares y, en segundo lugar, desplegará la venganza hacia sus adversarios, volcando contra ellos el aparato de justicia, empezando por el actual presidente John Biden.

Getman subraya que hay que tomar en serio lo que dice Trump, quien ya en 2018 declaró: “tengo todo el derecho como presidente de perdonarme a mí mismo”.

La politóloga Anne Applebaum, en su texto “Trump will abandon NATO” (Trump abandonará la OTAN), señala el riesgo que significaría para la estabilidad global el mero anuncio del presidente de Estados Unidos de excluir a su país del principal instrumento de colaboración multilateral en el terreno militar. Ello implicaría dejar a su suerte a Ucrania ante la invasión rusa pero, también, incrementar el peligro de escaladas bélicas contra Taiwán e incluso hacia Corea del Sur. A pesar de sus delirios de grandeza, Trump dinamitaría el poder global de los Estados Unidos.

En el número de The Atlantic se incluyen otros textos que subrayan lo negativo que puede resultar un segundo mandato de Trump para las políticas medioambientales, la investigación científica o el ejercicio de la prensa libre.

Más que con una agenda de gobierno, Trump regresaría con una estrategia para desmontar la democracia constitucional en su país, con ominosas consecuencias para el mundo entero.

Como se suele decir: en una democracia se pierden las elecciones, pero es inaceptable que en unas elecciones se pierda la democracia. En ese riesgo insólito se encuentran los Estados Unidos.

Fuente: elfinanciero

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