El destape de Jorge Álvarez Máynez como candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, es la crónica anunciada de una sumisión plena de las huestes de Dante Delgado a López Obrador para dinamitar a sus opositores en los comicios de este año.
Así de claro y tajante, luego de que en algún momento del año pasado esta franquicia política se podría haber convertido en el fiel de la balanza, al inclinar el sentido del voto mayoritario en favor del bloque opositor y en una de esas, dar la sorpresa; ahora se ha diluido como el agua en las manos hasta quedar reducido a un ‘chisguetito’, que tan solo podrá aspirar a mantener el registro nacional como partido político.
La falta de oficio político de Dante, primero para aglutinar a los emecistas que siguen a Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, en torno a un candidato presidencial a gusto de toda la militancia; luego, para intentar convencer a Marcelo Ebrard para que fuera su candidato presidencial y que a la postre resultó fallida por no ceder a las peticiones del excanciller.
El desastre en torno a la furtiva nominación de Samuel García como el bueno de MC a la Presidencia, dibujó de cuerpo entero a Dante Delgado, quien, sin cuidar las formas, mostró su verdadera cara al plegarse a los designios del principal huésped de Palacio Nacional.
La irrupción del gobernador de Nuevo León como candidato presidencial, pretendía restarle votos a Xóchitl Gálvez entre la clase media, a confesión del propio AMLO, y con ello se ratificó la percepción generalizada que los naranjas son otro aliado político del presidente, tal como ocurre con PT y PVEM.
De hecho, el principal propulsor de que Samuel García estuviera en la boleta presidencial, fue el tabasqueño, a quien no le preocupó que se descubriera su amasiato con MC.
Movimiento Ciudadano ha quedado partido por la mitad. Dividido y polarizado con varios liderazgos regionales contrarios a su dirigencia nacional y que, a decir de ellos, no apoyarán a Jorge Álvarez Máynez y a otros candidatos de Dante Delgado.
A cinco meses de las elecciones más concurridas de la historia, al estar en disputa más de 20 mil cargos de representación popular, entre ellos, la presidencia de la República, nueve gubernaturas estatales y el Congreso federal, entre otros cargos, se ha desinflado el globo naranja.
Para nadie es un secreto que la verdadera lucha política entre los partidos, es para ganar el Congreso y por ello, dicen algunos emecistas, esa será su prioridad al conformar un listado de candidatos naranjas provenientes de la sociedad civil que gozan de reconocimiento popular generalizado, empero, no consideran el daño que representa nominar a un total desconocido y poner en riesgo con ello, la pérdida de sus prerrogativas a nivel nacional.
No hay que echar en saco roto las declaraciones de Enrique Alfaro en torno a la falta de oficio político de Dante Delgado y a la pésima decisión que representó seleccionar sin el consenso de las bases al coordinador de la bancada naranja en la Cámara baja.
Por supuesto, no le restamos méritos a Álvarez Máynez en su capacidad legislativa, pero ello no le alcanza para ser una opción competitiva para la sociedad.
El tiempo pondrá a cada quien en su lugar, aunque los daños causados por el propio Dante a Movimiento Ciudadano son de consecuencias irreversibles e irreparables.
Ya definida la boleta presidencial en donde en la realidad hay tan solo dos opciones con tres candidatos; por un lado, está Claudia Sheinbaum, apoyada por Álvarez Máynez; y por otra, está la candidata opositora Xóchitl Gálvez, quien no solo enfrentará una elección de Estado, sino que caminará a contracorriente porque las autoridades electorales, como el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, están cooptadas por el oficialismo.
Lo alcanzado hasta hoy por la hidalguense es notable, ya que de no pintar hace cuatro meses en el ánimo de la opinión pública, ahora representa a esos sectores de la sociedad que quieren una alternancia en el poder y que suman varios millones de mexicanos en edad de votar.
En contraparte, los partidos políticos como el PRI, PT, PRD, MC y PVEM se juegan su permanencia nacional como franquicias políticas y como están las cosas en estos momentos, varios de ellos se extinguirán con los resultados arrojados en las elecciones del próximo 2 de junio de este año.
