Carlos Marín, de Il Divo: una herencia sin resolver

Su exmujer Geraldine y la familia del artista se disputan los derechos musicales. No le han perdonado ni la hipoteca

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El 19 de diciembre de 2021 la vida de Carlos Marín, Il Divo, se apagó en un hospital de Reino Unido. El cantante había sido ingresado por Covid y no pudo ganarle la partida al virus. La última persona con quien habló, por videoconferencia, fue con el amor de su vida, Geraldine Larrosa: «Me dijo que le iban a entubar, estaba asustado y triste. En realidad era una despedida. Los dos sabíamos el desenlace que iba a tener la historia».

Geraldine y Carlos vivieron una larga relación, treinta años. Se conocieron y ya no se separaron. Se habían dado una segunda oportunidad durante el confinamiento – la pareja se divorció en 2009 después de 19 años juntos, pero nunca dejaron de tener una estrecha relación – planeaban incluso volver a casarse en Disneyland.

La muerte del artista la ha dejado muy tocada. Lo pasa fatal cuando le hablan de si Carlos hubiera sobrevivido de haber sido tratado en España: «Cada vez que me hablan de esto, me vengo abajo. Son suposiciones que yo también he hecho pero qué no tienen respuesta. Lo que sí recuerdo es que un amigo de Carlos ofreció su avión personal para trasladarlo de Manchester a Madrid pero el director del hospital donde estaba ingresado no autorizó el viaje».

Cuando están a punto de cumplirse seis meses de la muerte del barítono, su legado está sin repartirse. Carlos quería cambiar su testamento pero la muerte lo impidió. Se trataba de hacer una modificación para que Geraldine pudiera tener los derechos musicales que le corresponden. Así las cosas, la heredera es su madre, con quien Geraldine tiene una excelente relación: «Me llevo muy bien con ella. Lo está pasando muy mal, igual que el resto de la familia. Fue todo muy inesperado. La verdad es que esto de la herencia nos sobrepasa un poco a todos porque es muy complicado. Trámites y más trámites que llevan mucho tiempo».

En cuanto al reparto de la herencia, Geraldine Larrosa explica a ABC: «Está en manos de los abogados. Es complicado porque se trata de derechos musicales. Hay muchos vídeos que grabamos juntos. Yo cantaba, dirigía… Entonces, Carlos los registró a su nombre. A mí no me importaba porque nuestra relación estaba por encima de todo. Su idea era arreglar el tema de los derechos de los trabajos que hicimos en común, pero… No pudo ser».

El piso donde Geraldine vive con su hija es de su propiedad. Carlos Marín era su padrino y lo arregló para que así fuera. Para que ella no tuviera problemas, firmó un seguro que, en caso de defunción, saldaría la hipoteca restante. Tras seis meses de su adiós, es su mujer quien debe hacer frente al pago. En estos momentos, la situación de ella no es boyante, y sale adelante como puede. Tiene muchos proyectos. Ha grabado un disco y espera que los productores le comuniquen la fecha del lanzamiento.

El sábado 4 de junio en la catedral de La Almudena de Madrid se celebró el funeral para recordar al artista y al que asistieron sus seres más queridos. A la entrada Geraldine que acudió acompañada de su hija quiso recordar a Carlos asegurando que para ella fue y seguirá siendo una leyenda.

Fuente: ABC

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