La MGF y su repercusión en las jóvenes menores de edad

Shamsa fue víctima de la mutilación genital femenina que arremete contra sus cuerpos.

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De acuerdo con la OMS, la mutilación genital femenina (FGM por sus siglas en inglés) ‘comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos’.

Shamsa Araweelo es una de las tantas mujeres que fueron víctimas de esta práctica tan dolorosa. El paso de los años no afectaron su memoria y a sus 30 años, aún recuerda lo difícil e inexplicable que experimentar dicha situación a la corta edad de 6 años.

En una entrevista realizada por UNILAD Original, Shamsa relata que al crecer en la región de Mogadishu, Somalia, el MGF lo veía como algo rutinario y normal, pero muy importante.

«Recuerdo que cuando tenía 6 años prácticamente teníamos a toda la villa reunida, venían hacia nosotras, la gente se acercaba (la mayoría eran mujeres) y nos decían ‘estás haciendo algo increíble, te vas a convertir en una mujer’ o ‘vas a ser más limpia y respetada’.

Las palabras y anécdotas de los demás se convirtieron en su única verdad, al nunca haber visto con sus propios ojos cómo se practicaba.

Su turno llegaría en conjunto con dos de sus primas, quienes fueron llevadas a casa de su abuela. Shamsa relata que los miembros mayores de su familia estaban reunidos, al igual que una mujer desconocida, que sería la encargada de realizar el MGF con una navaja que sostenía en la mano.

Su familia preguntó a ella y a sus primas quién sería la primera en pasar. Shamsa normalmente se presentaba como voluntaria en otras cosas, pero en aquella ocasión quedó estática, hasta que una de sus primas decidió ir primero.

Fue ahí que entre varios familiares la agarraron de los brazos tan rápido, que Shamsa describió la situación como impactante.

“Una persona estaba sosteniendo sus manos y otras dos sostenían sus piernas. La abrieron bastante y fue ahí que empezaron a cortar’. Ni siquiera fue como de ‘dejenme prepararla para esto’, fue sólo… al instante’. Le pusieron un paño en la boca, para que los gritos no se escucharan tanto, porque el procedimiento nos fue hecho sin analgésicos ni anestésicos”.

‘Es otro nivel de terror saber que la gente que se supone debía protegerte, eran los que te estaban haciendo esto

Mientras la mujer cortaba su clitorís, su labia y exceso de piel, Shamsa batalló lo más que pudo, pero cuando empezaron a coserla, su cuerpo no sabía cómo reaccionar a la situación que simplemente se quedó inmovil.

Después del procedimiento, no era costumbre visitar al doctor o checar si la menor presentaba alguna infección.

De acuerdo con Shamsa ‘sólo tenías que vivir… o morir. No hay otra opción, realmente’.

En Somalia, que una mujer se realice ‘tarde’ la mutilación genital femenina, es causa de comentarios hirientes de la sociedad.

‘Oh, tienes un clítoris, es desagradable’

‘No estás cosida, eres sucia’

‘No eres una mujer’

Un año después, su familia y ella se fueron de la villa para dirigirse a Etiopia, donde esperaron a que terminara el proceso de su visa. Desde los siete años vivió en Londres, donde descubrió el término del procedimiento que le habían realizado.

Hasta la fecha, Shamsa considera que lo que le hicieron fue ‘desagradable’, pero eso no tiene por qué definirla con el mismo término. Aún sigue procesando y curando las heridas físicas y mentales que ocasionó el MGF en ella.

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