Una vez más, y ya van tres en menos de tres meses, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) ha exigido un informe sobre un nuevo fallo en un cohete Falcon 9, creados por SpaceX, la compañía de Elon Musk. La «anomalía» se registró durante el lanzamiento el pasado fin de semana de la Crew-9, la misión tripulada de la NASA que se ha convertido en el plan de rescate de los astronautas atrapados en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).
Si bien la nave Crew Dragon en la viajaban el astronauta de la NASA Nick Hague y al cosmonauta ruso Aleksandr Gorbunov llegó con éxito y sin problemas al laboratorio orbital, los problemas surgieron justo después de desplegar la cápsula. La etapa superior encendió sus propulsores de forma anómala, lo que provocó que esta parte, que no es reutilizable pero que sí tiene zonas acotadas de caída, amerizara de forma descontrolada.
Como viene siendo habitual, SpaceX ha detenido los lanzamientos mientras se investiga el asunto. Según ha podido saber ABC, el informe obligatorio en el que se explica lo ocurrido y que demanda de forma obligatoria la FAA ya está en etapas muy avanzadas y será entregado a finales de esta semana, por lo que el parón podría no durar mucho. Al menos así lo esperan desde la Agencia Espacial Europea (ESA), quien tiene previsto lanzar la misión Hera en un Falcon 9 el próximo lunes.
«La FAA está al tanto de una anomalía que ocurrió durante la misión SpaceX NASA Crew-9 que se lanzó desde la Estación Espacial de Cabo Cañaveral en Florida el 28 de septiembre. El incidente involucró el aterrizaje de la segunda etapa del Falcon 9 fuera del área de peligro designada. No se han reportado lesiones públicas ni daños a la propiedad pública. La FAA está solicitando una investigación», escribieron los funcionarios del organismo en un comunicado.
Dos veces más
La anomalía durante el lanzamiento de la Crew-9 ha sido el tercer problema registrado por un Falcon 9 en menos de tres meses. El 11 de julio, la etapa superior del cohete de SpaceX sufrió una fuga de oxígeno líquido que provocó la pérdida de 20 satélites de la constelación Starlink, el proyecto de la compañía para proporcionar su propia conexión a internet. Ese incidente dejó en tierra a estos lanzadores durante dos semanas.
Después, el 28 de agosto, una primera etapa del Falcon 9 falló en su intento de aterrizaje sobre la plataforma naviera donde estaba previsto después de un lanzamiento exitoso de otro grupo de Starlink. Entonces SpaceX dejó de operar durante unos días después del percance y, si bien volvió a volar el 31 de agosto, la misión Polaris Dawn que tenía que ser enviada también con un Falcon 9 esos días se retrasó una semana.
En esta ocasión, aparte del lanzamiento de Hera de la ESA, SpaceX también tiene programada esa misma semana -concretamente el día 10 de octubre- el despegue de Europa Clipper, la misión de la NASA cuyo objetivo es la luna helada de Júpiter, si bien en esta ocasión está previsto que se utilice un Falcon Heavy, que es otro modelo más potente aunque con la misma etapa superior que el Falcon 9.