Tulum, sin Victoria ni Esperanza ¿En qué Momento se “Echó a Perder” el Paraiso?

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Una de las primeras notas que escribí sobre Tulum, hace 16 años que llegué a Quintana Roo, la titulé “Punta Piedra, el paraíso que desató los demonios”, el artículo abordaba la disputa de terrenos en Punta Piedra, una zona que se extiende por la carretera costera de Tulum donde la incertidumbre jurídica dejó la tierra a merced del más fuerte, del más poderoso y del más violento.

Esto pareciera hoy no tener relación con el asesinato de la salvadoreña Victoria Esperanza Salazar, pero lo tiene, como se podrá leer al final de esta historia.

A medida que aumentaba el éxito turístico de Tulum la ambición por la tierra creció a la par que la violencia asociada de alguna u otra manera a esa problemática. Las historias sobre despojos violentos y fraudes en Tulum abundan entre compradores ocasionales e inversionistas; los asesinatos por la pelea de una pequeña parcela o de un terreno de gran extensión también; esa guerra ha alcanzado la zona de transición, los poblados mayas.

TULUM, LA RAPIÑA DE LA TIERRA

Uno de los primeros casos que investigué a través del sistema de transparencia, fue la nada clara “adjudicación” o entrega de la casa que perteneció a Pablo Escobar, ubicada en Punta Piedra, a unas empresarias extranjeras que la convirtieron en el Hotel Amansala y que posteriormente cambió a Casa Magna; los datos sobre este tema pueden leerse en un artículo de la revista Proceso que retomó la información obtenida vía transparencia.

La lista sobre las historias que han tejido el trágico éxito de Tulum es interminable, y pasa por el despojo de tierras a través de la compra forzada que el ex banquero dueño de Banamex, Roberto Hernández Ramírez hizo de todo el ejido José María Pino Suárez, y que incluyó el despojo a particulares que compraron terrenos; todo ello operado por Antonino Almazán Arteaga, ex delegado del Registro Agrario Nacional (RAN) en Yucatán, y Alfonso “el Mosco” Pereira, conocido por sus violentos métodos. Al grado de que el ejido José María Pino Suárez es ahora un exclusivo proyecto inmobiliario.

La gran mayoría de aventureros inversionistas que llegaron hace más de 20 años a Tulum se fueron por su propio pie o salieron huyendo, perseguidos por despojadores quienes de la noche a la mañana consiguieron “legítimos” títulos y los hicieron valer ya sea con juicios amañados o mediante la violencia.

UN DESPOJO INSTITUCIONALIZADO

Uno de los mayores despojos de predios en Tulum tuvo lugar en el año 2007, cuando era gobernador Félix González Canto, y presidente municipal de Solidaridad, Carlos Joaquín González, actual Gobernador, quien siendo Alcalde promovió la separación de Tulum de Solidaridad, convirtiéndose aquél en el noveno municipio.

En ese río revuelto, Félix González Canto entregó 352 hectáreas (tres millones 522 mil metros cuadrados) a un grupo de empresarios yucatecos en los que se incluyen sus prestanombres como los hermanos Garibay Osorio; y otros conocidos nombres como el de Emilio Díaz Castellanos, personaje vinculado directamente al poderoso político yucateco Emilio Gamboa Patrón.

González Canto cedió a su grupo de amigos 352 hectáreas de las 500 que tenía bajo su tutela el entonces Instituto de Vivienda del Estado de Quintana Roo (INVIQROO), de esas 352 hectáreas, 31 hectáreas con casi un kilómetro de playa, pertenecían a la Universidad de Quintana Roo.

Con ello, la reserva territorial que tenía entre sus primeros destinos obligados crear centros de población ordenados fue regalada a un grupo de políticos, como lo he documentado detalladamente.

Esto significó que la mayor parte de los terrenos que debieron servir para crear un Tulum más justo para todos, más habitable, fueron entregadas por el entonces gobernador, Félix González, a sus amigos, y sobre éstos hoy se construye uno de los más grandes desarrollos turísticos inmobiliarios: Mayazama, que cambió su nombre a Aldea Zama, y que antes de eso se conoció como Down Town Tulum, un polémico desarrollo que incluía la construcción de canales y un campo de golf, pero gracias a la resistencia entre grupos ecologistas el depredador proyecto fue frenado.

Tulum como joven municipio también tuvo que enfrentar en 2008 una controversia constitucional promovida por el Poder Ejecutivo a través de la Semarnat, que se opuso a la decisión del entonces alcalde Carlos Joaquín González de incluir la Zona de Monumentos Arqueológicos Tulum-Tankah y el Parque Nacional Tulum dentro del Programa de Desarrollo Urbano (PDU) del Centro de Población de Tulum 2006-2030. La Suprema Corte de Justicia de la Nación obligó a meter reversa a la intención de Carlos Joaquín González de densificar el Parque patrimonio de la humanidad, y obligó a proteger las zonas arqueológica y ambiental.

ROBERTO BORGE ABRIÓ UNA PELIGROSA PUERTA

En Tulum, la falta de estado de derecho, la imposición de la ley del más fuerte y la sensación de impunidad y atropello, se acentuó en el sexenio del gobernador Roberto Borge Angulo, cuando fueron desalojados 16 centros de hospedaje, y sus propietarios, la mayoría extranjeros, se vieron despojados de la noche a la mañana de sus inmuebles mediante una maniobra legaloide plagada de irregularidades, y que hasta el año pasado, varios de los afectados esperaban llevar ante un proceso de arbitraje internacional.

Con Borge Angulo sin duda creció la presencia e influencia de grupos de delincuencia organizada en Tulum, los cuales afianzaron su dominio, y también se sumaron a las actividades de despojo de predios.

INVASIÓN DE TERRENOS CON CARLOS JOAQUÍN, CAMBIÓ EL ROSTRO DE TULUM

Como un mal augurio de lo que sería el sello del actual gobernador Carlos Joaquín González, en los primeros días de su administración, el dos de octubre de 2016, se gestó una invasión de predios aledaños al desarrollo Aldea Zama, alentada, planeada y como un secreto a voces, cientos de personas tomaron por la fuerza varios predios con lo que cambiaron para siempre el rostro a Tulum.

La cómplice inmovilidad del gobierno de Joaquín González permitió crecer en Tulum un asentamiento humano irregular de miles de personas con todos los problemas que ello conlleva y que se resumen en una excesiva violencia de una micro ciudad sin ley dentro de otra ciudad en la que conviven por una parte los cuartos de hotel de dos mil dólares la noche y los tiradores de droga; los restaurantes de los chefs más reconocidos del mundo y el cobro de piso a los negocios; la bonanza empresarial y los bajos salarios; la ciudad de la corrupción gubernamental y la ciudad sin ley; el extraordinario marketing de un Tulum sustentable y el grotesco crecimiento desmedido que ha convertido la zona costera en un Eco Disneylandia y que ha elevado la plusvalía de los inmuebles a precios injustificables dentro de una burbuja de apariencias.

Victoria Esperanza Salazar vivía en ese asentamiento irregular iniciado el dos de octubre de 2016 y que dio nombre a la primera nueva “colonia”, en la que desde el primer día los “lotes” se vendían y se revendían, donde las reglas y la ley son propias y donde las autoridades son distintas de las electas y designadas oficialmente.

En ese mismo asentamiento irregular, ahora se sabe, también vivía la policía que en uso excesivo de la fuerza, mató a Victoria Esperanza.

El homicidio de Victoria Esperanza ha dejado ver al mundo otro lado de Tulum, pero poco durará, y en casi nada, el paraíso de las fiestas sin reglas volverá a su diario cotidiano, donde la tierra y la vida de quienes allí viven y pasan están a merced del más fuerte, del más poderoso y del más violento. (FOTOS: Fabiola Cortés)

Fuente: cambio22

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