México no necesita más impuestos, necesita mejores resultados; el Paquete Económico 2026 será la prueba de fuego: si la promesa es bienestar, la ciudadanía exigirá que cada peso recaudado se traduzca en hospitales equipados, medicinas disponibles y prevención real.
La verdadera justicia fiscal no se mide por cuánto recauda el Estado, sino por cuánto mejora la vida de quienes pagan,10.2 billones de pesos y la misma pregunta: ¿dónde está el retorno social?
México enfrenta una disyuntiva crucial: mientras el gobierno impone nuevos «impuestos saludables» sobre bebidas azucaradas, tabaco y videojuegos violentos, la percepción general es que ya pagamos demasiado sin recibir beneficios proporcionales.
Según datos oficiales del PEF 2025, el gasto neto total fue de 9.3 billones de pesos, representando cerca del 25.5% del PIB. Esto contrasta con el PEF 2026, cuya presentación incluyó un gasto histórico de más de 10.2 billones de pesos, aunque aún falta ver su proporción exacta frente al PIB.
Aún así, nuestra carga tributaria alrededor del 11% del PIB resulta relativamente baja frente a otros países; por ejemplo, en economías nórdicas como Suecia o Noruega, esa misma cifra supera cómodamente el 40%. En esos países, el retorno se materializa en servicios públicos de alta calidad: salud, educación, bienestar social… aquí, nos conformamos con pensiones lentas, hospitales saturados y brecha social.
Comparado con nuestros vecinos latinoamericanos o emergentes, México no se encuentra en el tope en recaudación fiscal, pero la crítica válida radica en la eficacia del gasto. En 2025, el déficit fiscal se redujo de forma notable del 5.9% al 3.9% del PIB, gracias a recortes en áreas como salud, medio ambiente y seguridad, mientras se financiaban proyectos emblemáticos como el Tren Maya y viviendas, con gasto neto estimado en 9.2 billones de pesos.
Sobre este PEF, lo más destacable y debatible es la introducción de los llamados “impuestos saludables”, una estrategia que busca en teoría mejorar la salud pública, se propone aumentar el IEPS a productos dañinos para la salud, la pregunta es ¿a dónde se aplicarán con claridad estos impuestos?
Es entonces que se propone aumento del el impuesto a bebidas azucaradas, subirá a 3.08 pesos por litro, incluyendo aquellas en edulcorantes no calóricos, el IEPS al tabaco pasara´ del 160 al 200 por ciento, con un aumento gradual hasta 2030.
Por ejemplo los videojuegos con contenido violento también recibirán un impuesto del 8%, como medida de prevención para la salud mental.
El nuevo paquete fiscal de 2026 proyecta un déficit de 4.1%, e impone los «impuestos saludables» como palanca para financiar políticas públicas de salud, sin afectar la inflación. Se espera que la recaudación aumente al 15.1% del PIB, lo que se traducirá en más recursos para el sector social.
El dilema es claro: en México pagamos excesivos impuestos en términos absolutos, pero invertimos poco comparado con gobiernos que cobran más. Así, nuevos impuestos sin una cultura de gasto eficiente solo ponen más peso sobre los ciudadanos, sin señales claras de un retorno real en bienestar.
Necesitamos más claridad: ¿qué porcentaje de esos impuestos saludables se convertirá en clínicas funcionales, medicinas gratuitas, prevención efectiva? Hasta que no veamos resultados tangibles, estas medidas corren el riesgo de ser más recaudatorias que sanitarias.
México no necesita más impuestos, necesita mejores resultados; el Paquete Económico 2026 será la prueba de fuego: si la promesa es bienestar, la ciudadanía exigirá que cada peso recaudado se traduzca en hospitales equipados, medicinas disponibles y prevención real.
Fuente: Heraldo de México








