Tiempo de la vigilancia vecinal

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La desconfianza ciudadana en los cuerpos policiales y los pobres resultados que arrojan las corporaciones en su combate a la delincuencia, tanto común como organizada, han sido factores para que cada día más cancunenses se “rasquen con sus propias uñas”, formando asociaciones vecinales de vigilancia que dicen mantenerse al pendiente de cualquier desconocido que ingrese en su colonia o fraccionamiento.

Hasta hace unos pocos años, los métodos de protección más efectivos eran los perros, enrejados en puertas y ventanas de los domicilios particulares, que se fueron extendiendo a los comercios, además de los cercos electrificados y más recientemente, cámaras de vigilancia, cuyo uso ya no es privativo de los grandes negocios o residencias de familias pudientes, sino que hoy en día se encuentran en cualquier casa y comercio de colonias y regiones populares.

Incluso, se llegó al extremo de “privatizar” calles y hasta fraccionamientos completos con enrejados, a fin de inhibir el paso a los delincuentes y en caso de ser sorprendidos, no puedan escapar con facilidad.

En la actualidad, pesa cada día más el concepto de vigilancia vecinal, mucho más efectiva que la policía, el cual ha permitido que los índices delictivos disminuyan en las zonas en las que se implementaron, aunque  a criterio de los mismos residentes, falta mucho para erradicarlos, máxime porque en muy raras ocasiones se cuenta con el apoyo de la policía.

Tras llevar a cabo un recorrido por diferentes puntos de Cancún, se pudo observar que son muchos los fraccionamientos o calles dentro de una región en las que sus habitantes colgaron carteles y mantas que advierten sobre las “autodefensas vecinales”; en algunos, los residentes son más radicales, al advertir que de encontrar a un ratero no avisarán a la policía sino que lo lincharían, para escarmiento de otros maleantes.

Aunque también se pudo constatar que no en todas estas áreas los vecinos realmente vigilan, en virtud que pese a que el reportero gráfico de esta casa editorial se abocaba a tomar fotografías de las mantas, muchas colocadas en domicilios particulares, nadie se acercó a cuestionar el por qué de las fotos ni mucho menos preguntar por las intenciones del par de extraños.

Contrario a lo sucedido en algunos fraccionamientos y colonias donde, al observar la presencia de personas no conocidas por los residentes, eran varios los vecinos los que salían a la calle o se asomaban por la ventana, para cuestionar qué hacíamos y por qué se tomaban las fotos.

La vigilancia vecinal se complementa a través de grupos de WhatsApp, muy útiles para comunicar de manera inmediata cualquier novedad y reportar al momento de detectarse alguien con actitud sospechosa, lo que permite mantener “en la mira” a desconocidos sin que éstos se percaten y de este modo, estar preparados para sorprender, retener y linchar al delincuente al momento en que cometa un asalto, robo o lo intente.

Fuente: POR ESTO

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