La votación para la nominación de Trump será privada y sin prensa

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La convención republicana, la gran fiesta del partido, en la que a finales de mes se ungirá a Donald Trump por segunda vez como su candidato a la presidencia de EE.UU., sigue perdiendo tamaño. El espaldarazo político y el baño de masas que Trump ha tratado de mantener quedará de forma definitiva en su versión más limitada. Ayer se supo que la votación de los delegados, donde se decide el nominado del partido y que mostraría el respaldo mayoritario a Trump, será una ceremonia privada, sin acceso para la prensa. Es el último cambio en la convención motivado por la pandemia del Covid-19, que ha trastocado de forma radical los planes de Trump y de su partido.

La convención estaba prevista para la semana del 24 de agosto en Charlotte (Carolina del Norte). El enfrentamiento entre Trump y las autoridades del estado, que exigían el cumplimiento de normas de distanciamiento social por la pandemia, llevó al presidente a anunciar que la votación se mantendría en Charlotte, pero que el discurso del candidato, el momento culminante de la convención, se trasladaría a Jacksonville, en Florida, un territorio amable con Trump -su gobernador es un gran aliado- y en un estado decisivo en las elecciones.

Esa decisión se tomó a mediados de junio, cuando la pandemia tenía más incidencia en Carolina del Norte que en Florida, un estado hasta ese momento no muy afectado más allá de su principal ciudad, Miami, y que se había lanzado con determinación a levantar las restricciones del confinamiento impuesto en primavera.

El epicentro de la crisis

La situación cambió pronto: a finales de junio, Florida ya era uno de los estados más afectados por el Covid-19, y en julio se convirtió en el epicentro de la crisis, con más casos nuevos por día y más fallecidos que ningún otro estado. A Florida se le empezó a conocer como «la Wuhan de EE.UU.», en referencia a la ciudad china donde se originó la pandemia.

Trump tuvo que dar marcha atrás y quedarse sin las ovaciones y la lluvia de confeti. A finales de julio, anunció la suspensión de ese acto. «No es el momento adecuado para celebrar una gran convención», dijo ante la situación sanitaria en Florida. Ahora la víctima es la votación del nominado, que seguirá siendo en Charlotte, pero sin prensa. Será la primera vez en la historia moderna de EE.UU. que este momento decisivo de la campaña electoral se celebra sin la presencia de los medios. La noticia la reveló un pequeño diario de Arkansas, el «Democrat Gazette», y fue confirmada después por los portavoces del partido republicano.

«Dadas las restricciones y limitaciones sanitarias impuestas en el estado de Carolina del Norte, nuestro plan es que las actividades entre el viernes 21 y el lunes 24 de agosto sean cerradas a la prensa», aseguró el partido.

La votación ya estaba jibarizada en comparación con otras convenciones. Muchos pesos pesados del partido, desde senadores a gobernadores, habían anunciado que no acudirían a la cita por precaución. Los organizadores habían eliminado la presencia de delegados sustitutos y de invitados. Y el contingente de delegados se había reducido a una sexta parte, hasta 336, que votarán en representación del resto.

Cuando Trump anunció que suspendía su gran discurso de la convención, detalló que en su lugar lo haría en un «telemitin» emitido por vídeo online. La semana pasada explicó en una entrevista que acudirá a Charlotte para la votación de su nominación, pero que no habrá un gran discurso delante de un puñado de delegados. Un alto cargo del partido aseguró a la CNN que, si el presidente finalmente acuda a Charlotte, agradezca la nominación a los delegados con un pequeño discurso en privado. El gran discurso seguirá siendo ese mismo jueves.

La convención demócrata

En el caso de los demócratas, su convención, prevista para mediados de mes en Milwaukee (Wisconsin), será casi enteramente virtual, con poca presencia de prensa. Su candidato aparente, Joe Biden, acudirá a la convención para recibir la nominación.

Es habitual que las convenciones tengan un impacto positivo en las encuestas. En el caso de Trump, necesita ese empujón. Incluso en Carolina del Norte, un estado que parecía asentado en manos republicanos -la última vez que ganaron los demócratas allí fue en 2008, la primera victoria de Barack Obama-, y donde una convención pública hubiera impulsado al presidente. Según los sondeos de CBS, Biden ha abierto una distancia de cuatro puntos con Trump. Ocurre algo similar en Georgia, un estado republicano, donde la misma encuesta marca una diferencia por la mínima para el candidato demócrata.

Una derrota en esos estados sería sorprendente para Trump, que también ve cómo pierde fuelle en batallas decisivas, que le permitieron la victoria en 2016. Es el caso de los estados del llamado «Cinturón del óxido», la zona industrial del Medio Oeste. En una nueva encuesta de Franklin & Marsahll College, obtiene un 41% de los apoyos en Pensilvania, frente al 50% de Biden. La mayoría de las encuestas muestran brechas similares en Michigan y Wisconsin, donde también se impuso Trump en 2016, y que necesita mantener este noviembre para asegurar su reelección. El acumulado de encuestas de «RealClearPolitics» muestra una ventaja de 7,4 puntos para el candidato demócrata.

Fuente: ABC

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