El corazón de las buenas personas está hecho de lágrimas escondidas

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En el corazón de las buenas personas no caben las rendiciones. Luchan por los demás, nunca dicen que «no» y son el mejor apoyo en toda necesidad. Sin embargo, cuando lloran, lo hacen a escondidas porque no pueden más, porque están cansados de ser fuertes y sus almas necesitan esas lágrimas para repararse.

Este tipo de situaciones de alta carga emocional son muy comunes en las personas acostumbradas a darlo todo por quienes están a su alrededor. Las llamamos «buenas personas» y, aunque todos nosotros sepamos muy bien lo que está bien y lo que está mal, existen determinados perfiles mucho más volcados hacia el bienestar del otro. De ahí, que sean ellos/as los más proclives a las sobrecargas, a las decepciones, al sufrimiento emocional.

Lloramos a escondidas lágrimas que nadie ve, desahogamos tensiones, miedos y tristezas en rincones de penumbra para no ser descubiertos, para que nadie perciba que estamos hechos del mismo material que cualquier persona.

Goethe, poeta, dramaturgo y novelista, gran experto por tanto en emociones humanas, solía decir que quien no ha terminado nunca una comida encerrándose después en su habitación para llorar, es que nunca ha probado el auténtico sabor de la vida. Las personas lloramos por muy diversas razones, pero hay quien, sencillamente, lo hace porque está cansado/a de aparentar que puede con todo. Que es invencible.

Profundicemos hoy en este aspecto.

mujer desnuda debajo del agua representando cuando lloramos en silencio

Por qué «las buenas personas» lloramos a escondidas

Señalábamos al inicio que es común categorizar a las «buenas personas» como aquellas personalidades más orientadas a los demás que hacia sí mismas. Son comportamientos que encuentran la felicidad haciendo el bien, dándolo todo a cambio de nada. Es por tanto ese altruismo lleno de dignidad a la vez que de humildad tan admirable pero a su vez, tan duro para quien lo lleva a cabo.

Un hecho muy frecuente en este tipo de perfiles es que elijan el desahogo emocional en soledad antes que compartirlo con alguien. El que esto sea de esta forma (al menos por término medio) se debe a varios aspectos psicológicos que definió la Universidad de Ciencias de la Salud de Japón, a raíz de un interesante estudio que se publicó en la revista médica «Library of Medicine National Institutes of Health».

En este trabajo se analizó la labor de 300 enfermeras a lo largo de un año. Según ellas mismas explicaron, en ocasiones, deben enfrentarse a situaciones muy duras y con una alta tensión emocional. Cuando necesitaban desahogarse, las enfermeras preferían hacerlo en soledad porque era mucho más catártico y obtenían después un bienestar más reparador. Bastaba con quince minutos de llanto en rigurosa soledad para después, volver a sus responsabilidades…

Fuente: lamenteesmaravillosa

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