La talasoterapia es una forma de tratamiento que utiliza los beneficios del agua de mar y el medio marino para mejorar la salud y el bienestar de las personas. El agua de mar contiene más de 80 elementos que por su composición química, física y físio-química, son necesarios para el buen funcionamiento del organismo, sobre todo sodio y potasio, que regula la cantidad de agua en las células y en los tejidos.
Este es un método de terapia que se utiliza desde tiempos antiguos con fines terapéuticos, señala Guadalupe Pérez, Responsable Talasoterapia Hotel Villa Antilla en Zumaia. «La clave se encuentra en los elementos químicos del ambiente marino. El agua de mar, es el elemento base de la talasoterapia. Tiene sustancias similares a las que podemos encontrar en el plasma sanguíneo. El agua del mar es rica en cloruro de sodio, cloruro de magnesio y cloruro de potasio, entre otros. Debido a este paralelismo, el cuerpo absorbe mediante osmosis mejor estas sustancias, ayudando a mejorar nuestra salud».
«Los tratamientos de talasoterapia se recomiendan durante todo el año, de hecho, lo más recomendable es realizar un par de curas al año, durante un mínimo de 10 días, para que nuestro organismo se acostumbre primero y obtenga el máximo de beneficio a continuación», asegura Mar Añó, directora Médico de la Clínica de Talasoterapia Palassiet en Benicassim.
Asimismo, continúa, «el agua de mar, al tener una composición similar al plasma sanguíneo, hace que, por medio de la absorción osmótica a través de la piel, los elementos pasan al organismo consiguiendo que este recupere su equilibrio. El fitoplancton libera en el agua del mar substancias antivirales y anti bacteriológicas». Y añade que «el movimiento del mar también resulta beneficioso para el organismo, ya que las olas producen un efecto tonificante que equivale a un hidromasaje de la superficie corporal consiguiendo un estado de bienestar general».
Además, Añó recuerda «la tensión arterial desciende cuando se está a la orilla del mar, ya que los ambientes húmedos tienen un efecto sedante y por lo tanto una relajación importante, que aumenta si la temperatura es entre 20º y 30º » .
Sobre los beneficios de la aplicación de las algas y los barros marinos, Añó comenta que «las algas aportan al cuerpo minerales como el yodo, calcio, fósforo, potasio, magnesio, cobre, cinc, flúor, así como vitaminas, ácidos aminados y otras sustancias con propiedades antibióticas, antitumorales y antioxidantes que retrasan el envejecimiento cutáneo. Los barros marinos contienen una alta concentración de minerales procedente de la fauna y flora marina».
Dolencias específicas tratadas con talasoterapia
En este sentido, para el director del Centro de Talasoterapia Thalazur de San Juan de Luz , Cyril Dechelotte, la talasoterapia puede ser beneficiosa para tratar diversos tipos de dolor.
Por ejemplo, asegura, es beneficiosa para los dolores articulares. «Los baños de agua de mar templada, las envolturas de algas y los masajes realizados en el marco de la talasoterapia pueden ayudar a aliviar dolores articulares como la artrosis, la artritis reumatoide y los dolores articulares relacionados con la edad».
Asimismo, tiene efectos sobre el dolor muscular, ya que «los tratamientos de talasoterapia como masajes, duchas de chorros y baños de burbujas pueden ayudar a relajar los músculos tensos, reducir la tensión muscular y aliviar el dolor muscular causado por el estrés, el esfuerzo físico o lesiones menores».
Otros beneficios son en el dolor de espalda, «la talasoterapia ofrece a menudo tratamientos específicos para aliviar el dolor de espalda, incluida la lumbalgia. Los masajes, los baños de agua de mar caliente y los ejercicios en la piscina pueden ayudar a aliviar tensiones y mejorar la movilidad de la columna vertebral» y para el dolor crónico, «las vacaciones de talasoterapia pueden ser beneficiosas para las personas que sufren dolores crónicos como la fibromialgia».
Añó añade algunas dolencias más para las que puede ser beneficiosos los tratamientos de talasoterapia: «el aparato respiratorio, en procesos asmáticos, faringitis; para el aparato circulatorio: edemas, problemas en la circulación sanguínea, para el sistema nervioso: estrés, tensión nerviosa, ansiedad, depresión; para la menopausia; problemas en la piel: psoriasis, dermatitis; rehabilitación: en procesos post traumáticos y post quirúrgicos y finalmente para posibles recuperación de lesiones deportivas: desinflama las lesiones y favorece su recuperación gracias a su gran aporte de nutrientes».
Beneficios de la Talasoterapia
Beneficios para la piel: El agua de mar, rica en minerales y oligoelementos como el magnesio, el calcio y el potasio, puede ayudar a nutrir la piel, favorecer la regeneración celular y mejorar su aspecto general.
Efectos relajantes: La talasoterapia ofrece diversos tratamientos, como bañeras de hidromasaje, duchas de chorros, masajes y sesiones de relajación en un entorno marino. Estas técnicas favorecen la relajación muscular, reducen el estrés y proporcionan una sensación general de bienestar.
Beneficios para las vías respiratorias: El aire marino es rico en iones negativos, beneficiosos para las vías respiratorias. Inhalar aire marino puede ayudar a aliviar los síntomas de ciertas afecciones respiratorias como el asma, la bronquitis y las alergias respiratorias.
Efectos circulatorios: Los tratamientos de talasoterapia, como las duchas de chorros, los baños de agua de mar y los masajes, favorecen la circulación sanguínea y linfática. Esto puede ayudar a mejorar la salud cardiovascular, reducir la retención de líquidos y aliviar los problemas de piernas pesadas.
Sin embargo, como en cualquier otro procedimiento terapéutico, la talasoterapia está contraindicada en ciertas situaciones, señala Guadalupe Pérez. Por ejemplo, los pacientes con cáncer, «salvo que este haya sido tratado y se suponga al paciente libre de actividad cancerosa y con buen estado general», las personas con «enfermedades cardiacas descompensadas o severas, procesos vasculares en fase evolutiva, hipertensiones graves o con accidentes cerebrales vasculares recientes».
Tampoco se recomienda, añade, en «personas hiperexcitables o que padezcan procesos psicopáticos graves como estados fóbicos, con insuficiencias renales, graves enfermedades hepáticas, procesos infecciosos agudos, dermatitis en fase aguda y úlceras o cicatrices supurativas, a excepción de la psoriasis, embarazo, sobre todo en la última etapa, epilepsia».