En la naturaleza hay una enorme diversidad de plantas tóxicas, cuyo tallos, raíces, hojas o frutos pueden ser venenosos para los seres humanos. Algunas de estas plantas viven en nuestros parques y jardines.
La naturaleza ha dotado a algunas de ellas de pelos urticantes, púas o espinas para defenderse de los posibles depredadores, pero en otras ocasiones ha recurrido a estrategias más sofisticadas.
Cuando los frutos de algunas plantas están todavía verdes su sabor es amargo y su consumo es indigesto, a fin de que los animales pierdan su interés por ellas. Sin embargo, cuando el fruto ya está maduro el color se torna más vistoso y su sabor se vuelve agradable al palada.
Fuente: ABC