La noche debía haber sido un paseo para Rafael Nadal en su puesta de largo en esta edición del US Open. Pero fue una trampa. Enfrente tenía a un rival ideal para coger rodaje después de un verano de inactividad del tenista más laureado de la historia. Se llama Rinky Hijakata y nadie lo conocía en Nueva York. Pero le pegó un susto a Nadal y le hizo sudar para pasar a segunda ronda (4-6, 6-2, 6-3, 6-3).
Que nadie conociera en la central de Nueva York a Hijakata no es una forma de hablar. Era la primera vez que pisaba un Grand Slam. Ni siquiera le habían visto los incondicionales que peregrinan hasta Flushing Meadow para ver las clasificatorias previas, donde se juntan jóvenes prometedores con viejas glorias en busca de un lugar en el cuadro.
Hijikata, australiano de 21 años, llegó al cuadro por invitación del US Open, dentro de un acuerdo que tiene el torneo con el Open de Australia. Ha tratado de ganarse un billete para un ‘grande’ en las clasificatorias de Australia y de Wimbledon, pero nunca lo ha conseguido. Contra Nadal era su cuarto partido en el circuito ATP, todos este año. Solo en la central neoyorquina, el español ha ganado cuatro finales.
Hijikata se partía de risa antes de que arrancase el partido con cara de «qué pinto yo aquí». Pero después, cuando empezó el sonido de los baquetazos pareció decir: «Si hemos venido a jugar, juguemos».
Salió con descaro desde el primer momento. Si esta es la única vez que aparece en la pista central de un ‘grande’, nadie podrá decir que no lo dio todo. El australiano se movía con rapidez y disparaba con agresividad. Jugaba cada punto a tumba abierta. ‘Passing shots’ certeros, dejadas, paralelos que besaban la línea…
El peso de la falta de minutos
Nadal quizá notó la falta de minutos en la pista. Desde la lesión abdominal que le obligó a la retirada tras llegar a semifinales de Wimbledon de manera heroica, solo ha jugado un partido. Perdió con Borna Coric -que después ganó por sorpresa ese torneo- en Cincinatti y no ha jugado más. «Es un partido en 50 días», dijo tras acabar el encuentro.
El tenista español se embarulló en errores no forzados, le faltaba precisión en el fondo de la pista y no sometía a la presión habitual a Hijikata. El ambiente tampoco era ideal: calor y humedad en una noche tropical en Nueva York, el murmullo ensordecedor de la grada con el techo cerrado por tormenta, el público grosero en las gradas caras, que llega tarde a su asiento con las manos cargadas de copas…
Y Hijikata, engrandecido. Le rompió el saque para 4-3 y después se llevó el primer set. De ‘sparring’ ideal para Nadal, Hijikata se había convertido en perfecto dolor en sus zonas íntimas.
El español metió solo media marcha más en el segundo set y eso le bastó para igualar el partido y, en la siguiente manga, adelantarse. Estaba todavía lejos de su mejor tenis, pero empezó a mandar con su derecha y a ganar consistencia con el saque.
Hijakata, sin complejos, a lo suyo
Hijikata siguió a lo suyo. Sin miedo, subía a la red a volear tras su saque y se adelantaba para restar con potencia el de Nadal. Su juego en el alambre, con puntos espectaculares, le llevó a perder muchos puntos, pero también a dar otro pequeño susto a la parroquia de Nadal. Se colocó 0-40 para colocarse 4-3 y amenazar con una noche larga y peligrosa para el de Manacor.
Lo levantó el español, como tantas veces. Después le costó cerrar el último juego, que se alargó entre los ‘deuce’ y las ‘ventajas’. Nadal negaba con la cabeza, frustrado consigo mismo. No era la mejor versión de sí mismo, y la va a necesitar si quiere optar a su ‘grande’ número 23 y cerrar una temporada de ‘Grand Slam’ tan complicada como triunfal. “Necesito mejorar y creo que voy a mejorar”, dijo Nadal después en rueda de prensa.
“Cuando los partidos se complican, da igual que sea primera ronda o tercera, hay que poner todo de tu parte para salir adelante”, añadió “Uno no puedo estar apático para sobrevivir a situaciones difíciles. Uno tiene que estar con la energía adecuada para intentar sacar esto adelante. Porque las cosas no son tan fáciles, seas Rafa Nadal, Djokovic, Federer o quien seas. Al final los rivales juegan, la diferencia no es muy grande nunca y hay que estar preparado para sufrir”.
Y sufrió más de tres horas, hasta que consiguió acabar con el australiano. Fue con un último golpe descomunal, una derecha muy exigida, en escorzo. después de que Hijikata abriera un gran ángulo, que mandó un paralelo imposible pegado a la línea. Fue un aviso a navegantes: Nadal está en el torneo y es capaz de hacer esto, a pesar de los problemas físicos derivados de la lesión abdominal de Wimbledon.
“He cambiado un pelín el servicio. Tiro la bola un poco más baja para poder evitar un gesto mucho más agresivo con el abdominal”, explicó. “Intento hacer las cosas que me ayuden a tener opciones reales”, añadió antes de reconocer que tiene que andar “con pies de plomo” por esa lesión..
Necesitará golpes como el último con más frecuencia con su próximo rival, Fabio Fognini, con quien tiene una vieja rivalidad. El italiano le remontó dos sets en contra en este escenario en 2015, en una de las peores derrotas de Nadal en Nueva York. Le ha montado follones dentro y fuera de la pista (el último, acusar a Nadal en redes sociales de no estar lesionado en Wimbledon). El jueves hablarán en la pista.
Fuente: ABC