La vida secreta de Led Zeppelin

El fotógrafo oficial del grupo, Neal Preston, publica «Sound and fury», un libro digital con imágenes hasta ahora inéditas

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Neal Preston vivió el sueño dorado de cualquier fotoperiodista rockero: acompañar a Led Zeppelin como fotógrafo de gira, con acceso total a la banda. «Conservo cientos de cartas de gente diciéndome: “Me hubiera gustado tener tu vida”. Con este libro he querido abrir las puertas de mi experiencia con la banda más grande de la historia del rock», dice el autor de «Sound and Fury» , obra digital con 250 fotografías (más de un centenar permanecían inéditas), entrevistas en vídeo, setlists y demás memorabilia del grupo británico, disponible exclusivamente en iBookstore .

Durante la década de los 70, Led Zeppelin eran literalmente intocables, los más respetados, los más sexys, los más escandalosos. Y entrar en su círculo era «realmente difícil, porque John Grant se ocupaba personalmente de mantener su aura de leyenda, de inaccesibilidad», cuenta Preston. Grant fue el mánager más temible, caprichoso y obstinado de aquella era. Inspirado por la figura del Coronel Tom Parker (que dirigió con mano de hierro la carrera de Elvis ), creó para sí mismo un personaje de trato complicado, incómodo. «Estabas con él o contra él, por eso cuando me gané su confianza, supe que ya tenía medio pie en el círculo Zeppelin», asegura Preston, fotógrafo oficial del grupo desde 1973 hasta la disolución del combo por la muerte de John Bonham, en 1980.

Control absoluto

De su experiencia iniciática con la banda, recuerda «cierta obsesión por controlarlo todo, especialmente por tener claro si podían fiarse de mí, para que no contara ciertas cosas que ocurrían durante las giras». Cual aspirante a miembro de una fraternidad, tuvo que enfrentarse a pruebas de lo más inverosímil. «Una vez, volando en su jet privado, Bonham, bastante borracho, exclamó: “Tenemos que ver lo que tienes bajo los pantalones para fiarnos de ti”. Me vi rodeado por cuatro guardaespaldas que empezaron a quitarme la ropa. Y allí me quedé, totalmente desnudo. Suena divertido, pero pasé un rato espantoso. Podría haberme negado, pero sabía que Bonzo se saldría con la suya por las buenas o por las malas» (risas). La sucesión de anécdotas revela que su relación con el poderoso baterista fue la más difícil de sobrellevar con humor: Durante otra juerga, destrozó su habitación y tuvo que dormir en el sofá de la de John Paul Jones, el bajista.

Robert Plant, el amable

Con quien mejor se llevaba era con Robert Plant , el cantante. «Era el más amable con todo el mundo, y tenía un aura especial. Creo que yo también le caía bien. Una madrugada en un hotel de Cleveland, sonó mi puerta. Era él: «Soy el Príncipe de la Paz. ¿Tienes un canuto para mí?». «Claro, Robert, estás hablando con Neal» (risas). Estuvimos charlando de un modo distinto, más íntimo, y decidí coger mi cámara y empezar a disparar». De aquella sesión salieron algunas de las imágenes más fascinantes de este extenso libro. Jimmy Page era su otra gallina de los huevos de oro. «Con su fanfarronería rockera llena de autenticidad, era imposible hacer una mala foto». Todo lo contrario que Jones. «Me dijo que no lo intentara, que nunca sacaría nada cool de él fotografiándole, pero creo que lo conseguí».

El título del libro lo sacó de una frase de Plant durante una entrevista con el por entonces reportero de «Rolling Stone», Cameron Crowe. «Sonido y furia, así definió un concierto de Led Zeppelin, y me pareció perfecto», concluye este decano de la fotografía rock, una profesión «en decadencia, porque cada vez hay menos dinero para que un reportero siga giras enteras. Las imágenes del rock están perdiendo magia por eso. Yo conocía cada centímetro, cada milésima del show. Sabía cuándo la magia iba a aparecer y tenía mi cámara preparada para inmortalizarla».

Fuente: ABC

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