Nicole Kidman se asocia de nuevo con el productor David E. Kelley para un proyecto televisivo tras ‘Big little lies’ y ‘The undoing’. ‘Nine perfect strangers’ adapta la novela homónima de Liane Moriarty – también autora de ‘Big little lies’–, donde la actriz hawaiana de 54 años encarna a la anfitriona de nueve desconocidos que buscan un cambio espiritual y se reúnen en un extraño centro de salud. Su retiro de diez días se cuenta en ocho episodios (los tres primeros, ya en Amazon; uno nuevo cada viernes) al más puro estilo Agatha Christie con pinceladas de humor.
La serie muestra la obsesión por estos espacios de bienestar en lugares remotos. Sin humor sería una historia muy sórdida.
El humor esconde los problemas, forma parte de nuestras máscaras. Todos debemos procesar el trauma. Salir a buscar ayuda, cuando uno se siente desgraciado, es un acto de valentía.
Fue de las primeras estrellas de Hollywood que abrazó la miniserie.
Para mí, la televisión es una extensión del cine. Me guío por el director cuando elijo un proyecto. No me importa el formato, pero me niego a rodar series con múltiples realizadores para cada episodio. Entiendo las miniseries como una versión más larga de una película. Yo empecé en Australia en este tipo de formato. Uno puede ir hacia atrás y encontrar lo que Kieslowski hizo con ‘El decálogo’ o Bergman con ‘Secretos de un matrimonio’. Muchos directores extraordinarios han trabajado en este territorio.
¿Considera la miniserie un formato más creativo?
Jane Campion, buena amiga mía, rodó ‘Top of the lake’ y una tarde paseando me dijo: es increíblemente difícil mantener la historia con la misma energía durante ocho episodios. La gente se olvida que es una forma de arte. Y es cierto: es muy difícil. Cuando cuentas una historia en dos horas, es más fácil conseguir la atención de la audiencia.
¿Cómo calificaría ‘Nine perfect strangers’?
Es imposible definirla dentro de un género. Todos los protagonistas acabamos agotados porque es un viaje brutal.
Su personaje es muy misterioso. ¿Cómo logró crear su personalidad?
La convertí en una mujer ruso-estadounidense que habla siete idiomas. Una vez tuve el personaje ideado, decidí interpretarlo permaneciendo dentro de él durante los cinco meses de rodaje. Fue agotador. Desde la primera escena que digo «Soy Masha. Bienvenido a Tranquillum» hasta que terminamos, estuve viviendo como ella. Quería quedarme en su espacio, creyendo tener una energía curativa. Recuerdo acercarme a la gente y poner mi mano en su corazón o tomar su mano para saludar. Pedí al equipo que dejaran de llamarme Nicole, porque iba a ignorarlo por completo si lo hacían, y que entendieran que solo iba a responder si me llamaban Masha. Al final del rodaje, varios actores se acercaron a mí y me dijeron: «Nunca hemos escuchado tu voz real o tu acento australiano». Supongo que soy una tarada.
Rodaron la serie en Byron Bay (Australia).
Un lugar mágico. Nos ayudó mucho para conseguir ese estado entre el sueño y la realidad en la que viven los personajes. Creo firmemente en que el espacio impregne la interpretación.
Rodaron durante la pandemia.
En cuanto abrió Australia, llegaron los actores desde diferentes puntos del planeta. Aprovechamos la cuarentena para congeniar. Fueron cinco meses intensos y agotadores.
¿Alguna vez ha experimentado un lugar así?
En mi juventud, recuerdo ir con un novio a un centro donde tenías que entrar en un tanque de agua congelada y permanecer durante dos horas. Yo odio el agua fría y para mi fue una auténtica tortura porque, aunque golpeaba en la pared para que me dejaran salir, no me lo permitieron. Fue mi experiencia más cercana a lo que viven los invitados en la ficción.
Fuente: abc
