Está ahí sobre la mesilla de noche, mirándonos de manera acusadora, ese libro que nos regalaron las navidades pasadas, que nos prometieron que nos encantaría, que sabemos que nos gustará, pero… llegó la hora del BeReal y justo después nos pusimos a revisar lo que contaban en el grupo de Whatsapp nuestras amigas.
El libro da pereza. Además, bastante leemos para clase, o para el trabajo… Pensamos: “voy a relajarme un rato y luego leo”. Pero cuando nos queremos dar cuenta, ha pasado más de una hora y que ya no queda tiempo para leer.
¿Le suena esta situación? En la era de las redes sociales, el tiempo que dedicamos a leer un libro se ha reducido significativamente, especialmente entre los niños y adolescentes, que son más propensos a pasar horas en plataformas como TikTok o Instagram.
Sin embargo, la neurociencia revela que leer libros tiene efectos mucho más positivos y duraderos en el cerebro en comparación con consumir contenido en redes sociales. Este artículo examina, desde una perspectiva neurocientífica, por qué leer un libro produce efectos beneficiosos en áreas como la memoria, la empatía y la capacidad de concentración; mientras que el uso de redes sociales, aunque gratificante a corto plazo, puede tener efectos negativos a largo plazo.
Mejorar la memoria y la capacidad de concentración
La lectura de un libro involucra un procesamiento cognitivo profundo. Mientras leemos, nuestro cerebro activa áreas como el córtex prefrontal y el hipocampo, que son responsables de funciones como la planificación, la reflexión y la memoria a largo plazo. El proceso de leer y comprender un texto obliga al cerebro a conectar ideas y reflexionar sobre los temas planteados, lo cual fortalece los circuitos neuronales asociados con la atención y la comprensión.
Además, este esfuerzo intelectual promueve la creación de conexiones sinápticas en el hipocampo, lo que mejora nuestra memoria y nuestra capacidad de retención de información.
Distinto tipo de gratificación
Por el contrario, el contenido de las redes sociales es muy breve y estimulante para nuestro sentido de la vista, lo que activa áreas del cerebro como el núcleo accumbens, que está relacionado con la gratificación inmediata. Este tipo de procesamiento, rápido y fragmentado, hace que tanto nuestra capacidad de concentración y memoria a largo plazo se debilite. Como consecuencia, este consumo de redes sociales, en lugar de producir un aprendizaje profundo, produce una dependencia del tipo de estimulación rápida y superficial.
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Dosificación de la dopamina
Si tenemos en cuenta nuestro sistema de neurotransmisores, sabemos que la dopamina es el neurotransmisor que libera el cerebro como respuesta a una experiencia placentera, y su funcionamiento difiere notablemente cuando leemos un libro de cuando consumimos redes sociales.
Al leer un libro, la dopamina se libera de forma gradual y continua a medida que avanzamos en la narrativa del libro, promoviendo una recompensa que se experimenta a largo plazo. Esta gratificación diferida ayuda a desarrollar la capacidad de autocontrol y a postergar el placer inmediato, habilidades esenciales en la regulación emocional y en la toma de decisiones conscientes.
Por el contrario, las redes están diseñadas para ofrecer una recompensa instantánea. Cada “me gusta” genera un pico rápido de dopamina en el núcleo accumbens, creando un círculo de gratificación inmediata. Aunque esta sensación de placer es intensa, se desvanece rápidamente, y el usuario puede desarrollar una dependencia a esta estimulación constante.
A largo plazo, esta dinámica puede reducir la tolerancia a la frustración y debilitar el autocontrol, especialmente en niños y adolescentes.
El desarrollo emocional
Además, la lectura de un libro permite que el lector explore emociones y perspectivas a través de los personajes, lo cual activa áreas cerebrales asociadas con la empatía como el surco temporal superior y el córtex prefrontal medial, contribuyendo a un desarrollo emocional más saludable.
Si tenemos en cuenta el contenido en redes sociales, este también genera respuestas emocionales, pero suelen ser fugaces y no involucran la reflexión profunda. Las redes sociales suelen incentivar comparaciones sociales y pueden desencadenar respuestas emocionales rápidas, como ansiedad y baja autoestima. Este tipo de emociones, al no estar acompañadas de reflexión profunda, pueden reducir la resiliencia emocional y dificultar el desarrollo de la autocomprensión en niños y adolescentes.
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Memoria a largo plazo
El impacto en la memoria de leer un libro o de bucear en redes sociales también es diferente. Leer un libro activa el hipocampo de manera constante, lo cual facilita la consolidación de la memoria a largo plazo. A medida que se desarrolla una historia, el lector debe retener y recordar detalles importantes, personajes y eventos, lo que fortalece la memoria episódica y semántica.
Además, el proceso de comprensión lectora permite el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico. Si tenemos en cuenta el consumo rápido de contenido en plataformas como TikTok o Instagram, este fomenta una memoria a corto plazo muy limitada. El cerebro recibe una gran cantidad de estímulos visuales y fragmentos de información sin un tiempo adecuado para procesarlos e integrarlos.
Como resultado, la plasticidad sináptica se ve afectada y la capacidad de retención de información a largo plazo disminuye. El uso frecuente de redes sociales puede, por tanto, afectar negativamente las habilidades de aprendizaje y memoria a largo plazo.
Creación de nuevas neuronas
Con el tiempo, la práctica regular de la lectura también promueve la neurogénesis (creación de nuevas neuronas) y ayuda a preservar la salud cerebral, reduciendo el riesgo de deterioro cognitivo y emocional a medida que envejecemos.
Pero el uso prolongado de redes sociales puede tener efectos negativos sobre estos aspectos. Así, el consumo excesivo de redes sociales está vinculado a una disminución en la capacidad de atención, un aumento en la impulsividad y, en algunos casos, problemas de salud mental como ansiedad y depresión.
Para lograr un desarrollo cerebral saludable, solo la lectura ofrece beneficios sólidos y sostenibles, por lo que es esencial que los niños y adolescentes cultiven este hábito, dejando de lado el uso de redes sociales. Así que sabiendo todo lo que sabemos: ¿todavía nos va a seguir dando pereza dejar el móvil en un cajón y abrir ese libro que nos espera en la mesilla? Como dijo Cicerón “Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”.